Estimados amigos Belenistas:
¡Ay! de repente se armó el Belén.
Por L.G. Alvarez
Mentiría si dijera que no estoy confuso al respecto. Cuando desaparecen las costumbres y tradiciones en las que uno ha nacido y crecido y en muchos casos, envejecido, y son suplantadas por otras de forma más o menos rápida parece que el suelo se abre debajo de nuestros pies.
Sobre todo, si desaparecen, en no pocas ocasiones, víctimas de la estupidez humana -por ejemplo, por cierto afán de romper con el pasado-, o a mano de esa enfermedad del pensamiento llamada ‘lo políticamente correcto’. Y más todavía cuando esas costumbres o tradiciones forman parte del imaginario de quienes pertenecen a una cultura milenaria que se ha constituido como el fundamento de una manera de ser, de una manera de pensar, de una manera de actuar, de una manera, en suma, de encarar el futuro. En tales ocasiones, supongo que cada cual se las arregla como puede para que la nueva situación le sea lo menos traumática posible. Me estoy refiriendo -digámoslo ya- a la supresión de los festejos de la Navidad en los colegios públicos.
Un joven cercano a mí, por razones que ahora no vienen al caso, está preparando unas oposiciones a maestro en una academia de Sevilla. Resulta que al futuro opositor le ha sido encomendado confeccionar una Unidad Didáctica sobre la Navidad. Pero, eso sí, una ¡Navidad laica! Supongo que será para acomodarse a los tiempos que corren: cerveza sin alcohol, cigarrillos bajos en nicotina, gasolina sin plomo, y, para no desentonar, Navidad laica. Pero parece ser que Navidad laica es una obvia contradicción en sus términos. Celebrar una Navidad laica debe excluir, evidentemente, los villancicos, los belenes, cualquier ornamento que recuerde el misterio del nacimiento de Jesús, los festivales navideños escolares, etcétera. En otras palabras, extirpar el sentido religioso que la Navidad tiene para el mundo occidental. Y todo ello para no herir la sensibilidad de quienes pertenezcan a otra confesión religiosa, sea ateo, agnóstico o vaya usted a saber. A este respecto se han vivido situaciones grotescas que califican bien a las claras la catadura de aquellos que las han hecho posible. No se trata ya de suspender actos navideños en ciertos colegios, sino, como hizo la directora del Instituto Las Lagunas de Mijas-Costa, de arrojar, al parecer, directamente a una bolsa de basura el belén que los chicos de primero de ESO confeccionaron en el aula de Religión con la ayuda de su profesora. El objetivo del belén, como elemento didáctico, según la profesora, era para explicar la simbología de la Navidad. La ignara directora argumentó que el belén representaba una ‘ofensa’ para los alumnos de otras confesiones. Asimismo, y por otro lado, las Juventudes Socialistas de Tarragona, en un panfleto editado al respecto, hacen un llamamiento para celebrar las ‘Fiestas del Solsticio’ de invierno ¡conocidas como Fiestas de Navidad! ¡El colmo de la estupidez!
‘Herir la sensibilidad de los otros alumnos’ es un burdo eufemismo para referirse casi exclusivamente a los alumnos inmigrantes musulmanes que han accedido a nuestro país en la última década. Pues pienso que la sensibilidad de los alumnos cristianos, no católicos; la de aquellos que practican religiones asiáticas, a las que, ciertamente, no les repugnan el rito y las costumbres cristianas; e, incluso, la sensibilidad de los judíos, nuestros ‘hermanos mayores’, no se verían lastimadas por que en el centro escolar se lleven a cabo festivales navideños. Las escuelas y colegios ceutíes han dado, desde tiempos inmemoriales, testimonio de ello. Incluso apostaría que hasta a los ateos, agnósticos, masones y demás compañeros de viaje se les pondría mal cuerpo al pensar en un ‘diciembre apagado’. Pero si se trata de romper la baraja en aras de una escuela completamente laica que está ayuna de todo aquello considerado como símbolo religioso, ¿qué tal si empezamos prohibiendo el velo en las chicas y profesoras musulmanas para que no hieran la sensibilidad de quienes lo consideramos como una prenda oprobiosa y machista ‘vehiculada en la tradición religiosa’? Arcadi Espada, a este respecto, ha escrito que gracias al laicismo, concebido como un gran espacio de integración, la Navidad es posible. Y cualquier otro rito, añado yo.
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¿Por què nos iba a extrañar esta ola de laicismo barato que pretende implantar este gobierno nostàlgico de la II Repùblica?.Sí hombre, aquella que entendìa lo de Repùblica laica ,quemando iglesias y persiguiendo a los curas. Hace falta tener poca vergüenza para pontificar sobre el laicismo y , al mismo tiempo, pre-
sidir desfiles en Semana Santa, asistir al Rocìo etc para salir en la foto.Yo propondrìa que a todos estos impresentables que abominan de estas fiestas seculares, se les obligara a trabajar en estos dìas de Nochebuena ,Navidad y
Epifanìa.Sería una forma de ser consecuentes con sus ideas. Y a la tarada mental del Instituto de MIjas Costa la pondrìa a esquilar burros. En MIjas pueblo, por supuesto
( Por mikel el 25/12/2006 a las 19:15:58 )
Y digo yo, que a la vez que estos estupidos se quieren cargar la Navidad, como ees el caso de los maestros que suprimen los Belenes, ect., porque no renuncian también a las vacaciones de navidad y a la paga extraordinaria, diran los muy capullos que eso se lo han ganado trabajando, para hacer pis y no echar ni gota, vamos.
( Por pepe el 25/12/2006 a las 18:27:09 )
Aplaudo tu artículo L.G. y me gustaría añadir, que pese a quien pese la Navidad, sigue siendo el nacimiento de Jesús, niño, pobre y desvalido en Belén de Judá y no hay Navidades laicas ni nada por el estilo, como no existe el Bautizo laico o la Comunión laica. Eso son inventos de gente de poca talla individual, aunque se crean más progresista que nadie.
Extraido de:
http://www.elfaroceutamelilla.com/noticia.asp?ref=20752
Un cordial Saludo.
José Francisco Herrera