La interpretación de la obra de arte, al tratarse de una pintura, consiste en ampliar el plano del cuadro, en extender la mirada del autor y, como ya he comentado, en materializar la idea de estar y ser en tiempos distintos. 

De este modo, se entrelazan la Huida y la Natividad, que en el fondo no dejan de ser dos momentos de una misma historia: al fin y al cabo, es un Belén.

Algunos detalles del proceso ya han sido comentados; otros se dejan entrever en las propias imágenes, aunque todavía de forma parcial. 

El resto permanece en espera, reservado a la mirada frontal que, a su debido tiempo, desvelará el conjunto. [Hay alguna que otra buena y gozosa sorpresa...]

—No puede ser… este es el camino. Solo vacío, desierto —susurra la voz—.

—¿Dónde estamos? ¿Hemos regresado… o ya lo hemos dejado atrás?

El tiempo se pliega sobre sí mismo. Pasado y porvenir se miran frente a frente, como si el camino —vacío y desierto— fuera, en realidad, el único lugar posible donde todo ocurre a la vez.

[Y entonces, como en una escena de cine, el diálogo se filtra entre las imágenes: "Tu futuro todavía no ha sido escrito, ni el de ninguno, tu futuro es el que tú te formes, así es que hazte uno bueno"]

Modificado por felorz17 23/12/2025 10:09

Está cansada. El camino pesa y el desierto se abre en silencio como una Esfinge inmóvil.

El Niño, en cambio, está inquieto: ansía la vida, la siente llamar.

Poco a poco descubre que no está solo —

su Padre lo envuelve con la mirada,

lo sostiene sin palabras,

y en ese gesto cabe el mundo entero.

Modificado por felorz17 24/12/2025 11:01

Una de las grandes sorpresas —diría mejor, hallazgos— ha sido el encargo principal para dar vida al cuadro de Merson en forma de Belén.

Cuando la idea empezó a tomar forma allá por 2024, pensé en varios autores con los que ya había trabajado. Valoraba quién, por su estilo, podría retratar mejor a la Sagrada Familia. La sencillez de la escena era, precisamente, lo más complejo… y yo sabía que necesitaba una apuesta arriesgada.

La elección —tanto de la obra como del autor— llegó en un instante. Fue algo fugaz, como esas ideas que pasan y, si no las atrapas, se escapan. Quería detener el tiempo. Hacerlo reposar. Tomarnos, todos, un “descanso”.

Y, claro, muchos ya sabéis de quién hablo, porque ha estado entre nosotros casi desde el principio. Es una obra joven, pero cargada de inteligencia, sensibilidad y talento, esperando el momento justo para revelarse ahora, arropada por la serenidad de Merson y apadrinada por el gran Daniel J. Pons.

Ya sabéis que me gustan las adivinanzas, así que aquí va la última del año:

¿Quién es el autor?

Una pista más… o dos:

es forero … y también coleccionista .

Modificado por felorz17 25/12/2025 10:02

Ya era el momento de mostrarlo completo: la visión frontal, directa, desde el interior de esta catedral de los sueños … y de todos los descansos y huidas .

Por la izquierda —y también desde el fondo— llegan los pastores para adorar al Niño recién nacido. Al fondo, a la izquierda, Baltasar y su séquito parecen todavía extraviados en la noche. Desde la parte trasera avanzan Gaspar y Melchor con todo su boato, acercándose en silencio reverente.

Y, aguardando en uno de esos pliegues del tiempo, el Ángel de Gloria y de Guía atraviesa el desierto de Merson, acompañando para siempre a los Reyes de Daniel José Pons: una estampa suspendida en la eternidad.

¡Recordad hay una adivinanza!

Vamos con otra sorpresa. Entre los pequeños belenes hay uno nuevo, creado especialmente para este año: una pequeña instalación, en sintonía con el Belén principal, realizada en papel y ubicada en un discreto hueco de la pared, cerca de un confesionario.

En él rindo un homenaje muy sentido a un figuraire de estilo inconfundible y, sobre todo, a su gran coleccionista —y también nuestro—: el admirado Drake, nuestro cronista oficial… 🤔 emérito 😉.

La escena representa el instante previo al descanso del cuadro de Merson: el tránsito hacia la Esfinge, en medio del desierto, en el territorio del pensamiento… y también en la caída de lo banal, de los ídolos, de todo aquello que nos sobra.

Para ti, amigo . Bon Nadal.

Félix, eres un autentico CRACK; en lo profesional, por realizar todos estos años unas construcciones que solo caben en tu cabecita privilegiada, consigues perfectamente integrar en sus decorados, desde figuras muy bien valoradas por los que perseguimos lo mas antiguo, hasta por figuras que buscamos menos o nada, pero que su entorno nos hace valorarlas y ponerlas al mismo nivel que las primeras; en lo personal, porque año tras año, lo haces de una forma totalmente altruista y desinteresada, sin recibir nada a cambio, con la única recompensa del reconocimiento de los que te quieren y te rodean. Feliz Navidad amigo!!!!

Félix, tú estás fatal de lo tuyo, y lo que yo me alegro. Mi Navidad no empieza hasta que testimonias el destrozo que haces a las mentes de los parroquianos de la Catedral del Belén de Salamanca, el barrio de Salamanca, que nunca se habrían imaginado que un belén pudiera ser lo que les muestras. Pero creo que van aprendiendo... y si no lo han hecho, ya sería hora, que hace ya un montón de años que revientas y reconstruyes los belenes.

En la foto más reveladora, que es el belén visto desde fuera, a través de las impresionantes puertas de cristal de la iglesia, se ve claramente el impacto que produce la visión de la Esfinge, y que se ve desde la distancia, seguramente desde el paseo central de la calle Juan Bravo. Como le sucedería a un viajero que, tras ascender a una duna, ve en la lejanía la gran estatua y se va acercando lentamente, percibiendo el espacio distorsionado por la distancia y el calor, como un nuevo Lawrence





El objetivo de la Sagrada Familia, agotada tras cruzar el desierto, que ve en el gran león yacente quizás no su destino, pero sí un final de etapa donde descansar.

Qué gran acierto la elección de la imagen que reproducir, que refleja el agotamiento, el desamparo en el páramo, el leve refugio que impone esa estatua que demuestra que se ha escapado de la muerte, pero quizás no del poder de otro estado que se refleja en esa quimera medio humana, medio animal,

Pero esa amenaza ya no es consistente, puede verse que es transparente y que emite una luz que la traspasa. El mundo antiguo se vuelve frágil delante de una fuerza nueva, ahora pequeña y agotada, que tres décadas se hará muy grande hasta destruirlo.

Ozymandias...

- Conocí a un viajero de una tierra antigua quien dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño

y mueca en la boca, y desdén de frío dominio, cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.

Y en el pedestal se leen estas palabras: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: ¡Contemplad mis obras, poderosos, y desesperad!" (PB Shelley, otro visionario)

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas -

Qué preciosidad de figuras. No hablo de los Danieles, eso es innecesario y diría que vulgar por lo obvio. Martí Castells fue Leonardo, Murillo y Velázquez juntos. No tiene parangón. Pero Daniel es Miguel Ángel, cuántas veces lo he dicho. No es el GOAT, pero sí el mejor escultor de belenes del Siglo XXI. Otro rato hablaremos, otra vez, de la poca percepción que tiene el público en general de la maravilla que son las figuras de belén, en especial de los grandes. Como una voz que clama en el desierto, este año ya lo he proclamado en un lugar diferente pero igual de adecuado para esta reivindicación.

Las figuras preciosas que hablo son las de la Sagrada Familia, de un artista amateur, que ni siquiera él sabía que tenía dentro de su gran corpachón unas creaciones tan hermosas. Como la esfinge, el artista ha sido transparente para Félix, que ha sabido encontrarlas en su interior. No está en mi mano revelar su identidad, pero os diré que no es tan lejano y que darle un gran abrazo es siempre reconfortante. Ya sabéis que no me gustan excesivamente las figuras vestidas con ropa de verdad, ni siquiera las de Trippi, pero en este caso son un acierto porque las vestimentas dan volumen y calidez en el frío del desierto. arropan a María (con esa expresiva cara de alivio y relajación) y la vinculan con el Niño, que intercambia una impresionante mirada de complicidad con José. Un hallazgo del escultor, esa mirada no la llegó a encontrar Merson en su obra, en la que José contempla a la Virgen y al niño, que son objetos pasivos de contemplación sin este precioso "feedback". No nos encontramos por tanto ante una copia, sino una auténtica recreación de la escena. Dinos, Félix, ¿encargaste esa mirada cuando planteaste el desafío al escultor?

Las hornacinas ayudan a completar la escena, y te agradezco, como también agradeceré a Toni Dorda, el cariño que me demostráis y el honor que me hacéis contando con mi colección para adornar vuestras creaciones. La Huída de Marcé, humilde, apenas esbozada en la terracota, muy dañada cuando te la entregué y ahora renacida, es en su sencillez y economía de medios, muy buena compañera del lenguaje atrevido de su hermana mayor. Qué bueno era Marcé, un artista que hemos hecho renacer desde el foro y que ya ha tenido merecidos homenajes, este año mismo como autor principal de la exposición de los Reyes Magos de Mataró.

La Huída a Egipto... mira que normalmente sé olfatear las tendencias, pero ésta se me ha escapado. Consecuencias de ser Emérito. Hay otro belén muy importante este año, firmado por nuestro Herodes, Íñigo. Un belén con tanque y explosión congelada en el tiempo y el esapcio, en que lo más importante vuelve a ser una mirada, la que hay entre el San José que busca vía de escape y el ciudadano que se la muestra.

Estos días me canso de decir que Jesús no es una metáfora, sino un personaje rigurosamente histórico, un pensador que cambió el curso de la historia (ayudado muy eficazmente por San Pablo) y que no se debería estudiar en clase de Religión, sino de Historia o Filosofía. Nos hinchamos a recibir los mensajes de dos judíos del siglo XIX, que ya se ha visto que han quedado absolutamente sumidos en la obsolescencia, y olvidamos al Judío que modeló nuestro mundo y nuestra forma actual de pensar. Los Derechos Humanos salen directamente del Nuevo Testamento.

Jesús no da siempre las respuestas, pero siempre hace las preguntas adecuadas y son las mismas preguntas que nos hacemos ahora. La narración de la Navidad no es histórica, pero es totalmente real, porque lo que le pasó a la Sagrada Familia lleva pasando a la Humanidad desde que aquel grupo de monos se juntó para blandir unos huesos.

Y es obvio que este año los protagonistas han sido la gente que es oprimida y que quiere escapar, y que a veces puede y a veces no puede. Algunas de estas gentes están exactamente en el mismo sitio que la narración testamentaria, y sus antepasados igual fueron protagonistas de una historia parecida, ya como víctimas, ya como verdugos.

Yo mismo no soy siempre tan buena persona, y muchas veces me canso y pienso y digo otras cosas. Pero hoy es Navidad y el mundo es mejor, ya tendré el resto del año para ser mezquino.

Para todos, amigos, un gran abrazo y, de verdad, Feliz Navidad.

Tenía previsto enseñaros los belenes de las hornacinas siguiendo el orden y el sentido que había pensado inicialmente.

Pero estos dos últimos mensajes me han predispuesto a modificarlo… y a mirarlo desde otro lugar.

"Esta hornacina reúne huidas pensadas, soñadas, proyectadas. Es el lugar donde las ideas se ensayan antes de tomar forma. Sobre ella, el taller de Ortigas abre otro tiempo distinto, al que volveremos con calma."

Volvamos atrás, o quizá al principio, a esa quinta y última hornacina.

Allí se hace imprescindible evocar la que fue —y sigue siendo en nuestra memoria— una auténtica fábrica de sueños: el taller de Ortigas. Un lugar donde las ideas no solo se modelaban en barro, sino que se ensayaban, maduraban y se proyectaban hacia mundos posibles.

Gracias a amigos como Gustavo y Javi, sus figuras parecen suspender el tiempo, prolongando aquella labor primera: fabricar huidas de fantasía, escenas originales que abren caminos nuevos, inesperados pero plenamente coherentes con el hilo conductor de este año —huida, descanso, nacimiento—, entrelazando tiempo y espacio como quien teje una misma historia desde distintos pliegues.

Y entonces surge la pregunta —la misma que me hice yo—:

¿qué hace la Dama de Elche caída en mitad del camino de esta huida tan peculiar?

Tal vez sea otra huida inventada, quizá soñada en tierras remotas, en Cartago o en Hispania… donde el pasado y el mito se miran de frente.

Existen varios milagros apócrifos en torno a la Huida a Egipto, y aquí reimaginamos uno de los más evocadores: el milagro del ídolo que cae ante el paso del Niño.

Y, al mismo tiempo, esta hornacina guarda un recuerdo especial: aquella visita al Museo Arqueológico cuando Hernán vino a Madrid, en los días de la feria de Alcobendas. Porque también los recuerdos, como las figuras, viajan… y encuentran su lugar en el Belén.

Quisiera terminar por ahora expresando mi agradecimiento al buen amigo Gustavo , no solo por su apoyo y complicidad, sino por las hermosas palabras que ha dedicado al trabajo realizado en la Parroquia. Sus ánimos y su mirada atenta han sido —y son— un estímulo para seguir creando, compartiendo y soñando juntos.

¡Exacto, de eso se trata! 😉

Estamos ante una adivinanza en toda regla, y además nuestro querido Drake ha dejado caer —muy sutilmente— alguna que otra pista adicional…

Puedo adelantar que el mismo autor ha realizado también el Ángel de Gloria–Guía, con una anécdota de última hora que ya contaré…

¡¡Compadre pones a prueba nuestra agudeza visual con este enigma!!

He de confesar, con una mezcla de respeto y cierta travesura, que Malkior debe llamarse a silencio en esta ocasión . Me encuentro en esa posición privilegiada (o quizás injusta) de quien reconoce la impronta de un maestro antes de que el pincel toque el barro. Digamos que juego con una 'ventaja' que me obliga a la prudencia: mi  'análisis de la forma, el fondo y la intrahistoria' tiene la respuesta, pero revelar el nombre sería privar al resto de foreros del gozo de la exégesis.

Me quedo en la sombra de la vitrina, observando cómo los demás descorren el velo. ¡Suerte a los que aún buscan, pues el hallazgo será gratificante!

Seguimos avanzando por las hornacinas de la Parroquia del Pilar…

Antes, eso sí, déjame responder —en la misma sintonía— a un comentario entrañablemente malévolo que me han dedicado:

"Félix, tú estás fatal de lo tuyo, y lo que yo me alegro. Mi Navidad no empieza hasta que testimonias el destrozo que haces a las mentes de los parroquianos del barrio de Salamanca… reventando y reconstruyendo belenes año tras año.”

Querido amigo, qué te voy a decir… fatal ya estaba, lo tuyo ha sido diagnosticarlo públicamente 😂. Lo importante es que la Navidad no empieza hasta que se abre oficialmente la temporada de “perturbar belenísticamente” a los pobres feligreses, que ya no saben si están ante un Belén, una clase de Historia del Arte o un experimento cuántico.

Eso sí: cada año sobreviven… ¡y hasta repiten! Algo bueno tendrá.

Y ahora sí, damos un pequeño salto a la cuarta hornacina .

Lo tocaste y me tocaba —cómo no— Ozymandias .

En este caso, el soneto no viaja solo: lo acompañan dos ilustraciones de Elihu Vedder y otra muy conocida de Hole. Nunca antes había representado un Belén inspirándome en tres expresiones artísticas distintas, pero profundamente conectadas entre sí. Y esa conexión cristaliza en el conjunto de la balda inferior:

el Retorno–Huida de Salvatore De Francesco, modelado en plastilina.

Una escena breve, pero cargada de resonancias:

El poder que se desvanece

La piedra que permanece

El hombre que pasa

La fe que resiste

Todo dialogando, sin necesidad de levantar la voz.

Y aquí enlazo con lo que comentabas sobre el Belén principal —tu lectura desde la calle Juan Bravo, viendo la Esfinge emerger en la distancia como un espejismo, es magnífica.

Porque, efectivamente, lo que relatas:

el agotamiento de la Sagrada Familia,

la Esfinge como refugio y amenaza,

la grandeza antigua que se torna frágil,

la luz nueva que todavía es pequeña…

tiene mucho que ver con Ozymandias y con esas ilustraciones.

La conexión entre el poema y El interrogador de la Esfinge es profundamente sugerente: ambas obras reflexionan sobre la fragilidad de la gloria humana, sobre lo inevitable del tiempo, y sobre cómo solo lo verdaderamente espiritual —y la compasión que encarna ese Niño— atraviesa los siglos intacta.

El mundo antiguo, poderoso pero ya hueco, se vuelve transparente.

La esperanza, en cambio, todavía pequeña y cansada… crece

Y ahí, entre arena y silencio, nace el Belén.

[seguiré contestandote...por capítulos😅].

Me detengo en este despliegue que no es más que un ejercicio de suspensión del tiempo profano para entrar de lleno en el kairós de la Navidad, ese tiempo que no solo marca una fecha, sino que impone una pausa activa antes de la activación del ciclo creativo. El Compadre nos abre los ojos y el corazón a una propuesta que no es solo una traslación de lo doméstico a lo público; es una lección de hermenéutica de la esperanza llevada a la praxis, donde el cartón humilde [ese material que duplicaste para soportar no tanto el peso físico como el de tu pensamiento], las hornacinas que actúan como receptáculos herméticos de la memoria y analogía inerte y esa disposición geométrica de planos X e Y, que dejan de ser medidas físicas para convertirse en las coordenadas exactas de una nueva ontología de la materia.

Comparto con cierta emoción, al contemplar tus estructuras desnudas y la honestidad de tus volúmenes, el soneto de Ozymandias; pero allí donde Shelley veía la ruina del poder humano devorada por la arena, el compadre nos propone una lectura inversa: aquí el desierto no es olvido, sino el escenario del Éxodo. Cuando invoca a Luc-Olivier Merson y su Descanso en la huida a Egipto, da con la clave de bóveda de nuestro arte: ese silencio y tránsito que convierte el Belén en un vehículo de reflexión sobre la soledad y la gracia. 

Tu Huida a Egipto no es el resto de un naufragio, sino una arquitectura de la esperanza construida sobre lo efímero. Mientras que en la escenografía de Merson la grandeza se medía por la inmensidad de los templos derruidos y la pequeñez de la Sagrada Familia bajo la sombra de la Esfinge, tú logras esa misma tensión dramática y cinematográfica mediante la alquimia del escenario, obligándonos a mirar lo inmenso a través de lo mínimo, de la mímesis creativa que nace del cartón… y de esas figuras que como dice el Drake son: “un acierto porque las vestimentas dan volumen y calidez en el frío del desierto. Arropan a María (con esa expresiva cara de alivio y relajación) y la vinculan con el Niño, que intercambia una impresionante mirada de complicidad con José. Un hallazgo del escultor, esa mirada no la llegó a encontrar Merson en su obra, en la que José contempla a la Virgen y al niño, que son objetos pasivos de contemplación sin este precioso "feedback". No nos encontramos por tanto ante una copia, sino una auténtica recreación de la escena.”

Como bien se narra en el incial debate iconográfico, la figura de José durmiendo sobre una piedra no es un accidente, sino un poderoso gesto simbólico: la dureza del canto rodado convertido en la incómoda almohada de un patriarca agotado que transforma el paraje salvaje en el primer altar del exilio. En ese sueño de José reside, en esencia, la teología del cansancio: el momento de entrega y confianza absoluta donde la fe, al doblegar la resistencia humana, permite que el Verbo descanse en paz. Este pasaje no habla de un destino, sino de una fuga; es el silencio necesario que se roba a la persecución entre el mandato del ángel y el largo camino a la seguridad.

Recorriendo cada una de las entradas percibo una amalgama donde conviven el pincel y el pensamiento, los tablones de apoyo estructural, la pintura que no admite trampa y esa enumeración de componentes que funcionan como índices territoriales y afectivos. El Compadre ha convertido cada hornacina en un receptáculo de artefactos mnemónicos, permitiendo que la materia permanezca al servicio de la narrativa sagrada. 

Incluso desde la calle, a través de las puertas de cristal de la parroquia, el mundo exterior se detiene ante ese umbral especular. Tras el reflejo de los cristales, se divisa la magia de la grandiosidad que has custodiado; una transparencia que invita al transeúnte a traspasar el límite de lo cotidiano para dejarse envolver por el Misterio.

Gracias, Félix, por ir desgranando esta exégesis visual tan necesaria, por recordarnos que el Belén nace en la mente [y en el corazón] antes que en las manos. 

Malkior queda aquí, aportando palabra en esta pausa activa, aguardando con atenta y perspicaz recepción cada uno de los capítulos de palabra, de imagen, de hornacinas…. Como en las visiones de Merson, tus figuras caminan por un mundo que parece agotado, pero en tu cartón, Compadre, lo que realmente está haciendo el Dios-con-nosotros es empezar.

Modificado por Malkior 27/12/2025 09:21

Miguel, como en otras ocasiones, has sabido colocar la palabra en el lugar exacto. No solo describes a la perfección los belenes, sino que atraviesas su superficie y desvelas las intenciones, desgranando lo pensado tanto con la cabeza como con el corazón. Encuentras las conexiones iconográficas y les otorgas un valor que eleva la representación hasta lo sagrado.

Creo que, a partir de este momento, subiré únicamente las imágenes, porque ya no necesitan palabras.

Para ir cerrando hornacinas, subo ahora las imágenes de la balda superior de la cuarta, también relacionada con el descanso de Merson. Aquí, de forma conceptual, lo represento sobre el eje Y.

La escena se compone de una Esfinge realizada en resina 3D, y en ella se entrelaza el tiempo de la Epifanía con los Reyes de 15 cm, de molde y adamascados por Joan Castells. Se suma el Descanso de 9 cm de Martí (colección Tunito) y, coronando la composición, la Huida de 7 cm, también de Martí.