Querido Luito ¡¡Enhorabuena de corazón por ese merecidísimo tercer premio!! En Jerez sabemos bien que el Belén no se levanta solo con las manos; se construye con la memoria y con esa fatiga bendita que mencionas: la de conciliar el reloj del mundo con el dictado del corazón. Tu reconocimiento es la prueba de que esa 'teología del cansancio' que tanto reivindico tiene en tus manos sus frutos más dulces.
Tu propuesta me conmueve por su honestidad narrativa. En un tiempo de belenes saturados de arquitectura y barroquismo vacío, tú has apostado por la potencia de lo humano. Esa imagen de la Virgen amamantando al Niño en plena huida es una lección de teología visual:
es la divinidad sometida a la vulnerabilidad absoluta, la gracia necesitando del alimento humano para sobrevivir al desierto.
Me fascina el tratamiento de la luz y la composición. Has logrado que las palmeras del fondo no sean solo paisaje, sino una presencia arquitectónica natural que envuelve la escena con una cadencia casi musical. Pero, sobre todo, me quedo con tu mensaje: ese Belén que camina hacia Egipto o 'hacia cualquier otro lugar', huyendo de los Herodes contemporáneos. Has convertido una escena clásica en un manifiesto de humanidad, recordándonos que el Misterio siempre es extranjero y siempre busca una acogida que vaya más allá de los ruidos vacíos.
Como bien pudiste sentir el año pasado cuando estuviste en casa, la verdadera 'grandiosidad' se divisa tras los cristales de la humildad. Tu obra de este año es un cristal transparente que nos deja ver la cara más pura y necesaria de la Navidad.
Gracias por iluminarnos, paisano. Disfruta de este premio con tu familia, que es el verdadero 'corral' donde cada oveja encuentra su sentido.
Un abrazo fuerte. Y feliz entrada de año.
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