Primero de todo, querría decirle a nuestro Herodes que el tema de los libros de belenismo empieza a tener una entidad suficiente como para abrir un subforo que se llame "biblioteca", pq van quedando desperdigados los post en un lugar y otro y sería interesante tenerlos concentrados. Y si mi pone de moderador, iré abriendo hilos para algunos de los libros "clásicos", en especial, claro, los catalanes.
Luego, el "tema" Amades. Fue uno de los principales comentarios en la presentación del libro, su "validez" actual. Se comentó que en la Transición, una vez que se pudo empezar a normalizar la cultura catalana, tras un breve auge, se puso "de moda" desacreditar a Amades, y que ahora se vuelve a valorar su importantísimo trabajo. El principal mérito de la reedición de El Pessebre es que Roma, Dresaire y Serés revisan minuciosamente el libro y puntualizan o incluso desmienten algunas de las afirmaciones de Amades, que se dejaba arrastrar por el entusiasmo.
No tengo cualificación para evaluar el trabajo de Amades, pero soy gran admirador de su obra y me cuento entre sus fans. Si bien es poco "científico", su erudición, su curiosidad, su trabajo incansable y la capacidad de tratar todo tipo de temas (siempre relacionados con el folklore y las tradiciones), así como su enorme archivo que abarcaba una increíble cantidad y variedad de materiales... sin olvidar su prosa amena.... convierte su obra en un monumento cultural. Sin ser antropólogo ni etnógrafo, tengo la impresión de que en muchos temas sobre tradiciones catalanas antiguas la única referencia es Amades, que se interesó por el asunto y recopiló información que nadie había valorado hasta el momento. Además, Amades todavía tuvo tiempo de conocer la Catalunya rural pre-desarrollismo y pre-turismo que en la actualidad ha desaparecido, por lo que en mucho de lo que trata es testigo directo.
Pero es que además cuando hablamos de folklore y tradiciones, es decir, de etnografía, siempre hemos de pensar en la problemática del antropólogo, regido por el principio de incertidumbre de Heisemberg, por el cual el propio hecho de medir altera la realidad que se estudia. Es decir, ¿hasta qué punto los antropólogos "científicos" (digamos, por ejemplo Levi-Strauss) obtienen mejores resultados que estudiosos "acientíficos" como Amades? El antropólogo "perfecto" siempre regresa a su laboratorio, con las pruebas de campo obtenidas tras largos meses o años de laboriosa convivencia con las sociedades humanas objeto de su estudio, con la vaga impresión de que le han tomado el pelo... y es que el hecho de que un extraño se instale en una tribu primitiva (por poner un ejemplo) distorsiona suficiente el comportamiento de la tribu como para desvirtuar el trabajo de campo del antropólogo. En este sentido, siempre recomendaré el libro "El antropólogo inocente" (Ed. Anagrama).
Acabo... si bien es cierto que a veces Amades saca conclusiones precipitadas o un punto inverosímiles (es divertido leer en El Pessebre la presunción de Amades de que existía una figura de belén "perdida" que consistiría en una suegra y una nuera peleándose, o los belenes "tradicionales" que menciona con sardanas, titiriteros y hasta "linternas mágicas" delante del Portal, en una aglomeración de personal digna no de Navidad, sino de rebajas del Corte Inglés, y que la actual revisión pone en su sitio mediante notas marginales) no quita un ápice del valor a su trabajo, que se ha de mirar con una sana precaución, pero con interés, admiración y simpatía. Ratifica lo que digo que este libro, con su revisión, sea válido como obra de referencia casi única cincuenta años después de su redacción.