Por supuesto, el Nacimiento -centro del belén- estaba situado también de manera destacada en la parte central del Gran Belén, cuyo distribución resumida es: a la izquierda, lo primero que se encontraba el espectador según entraba era el pueblo de Belén, con su mercado, un taller de alfarería, un molino y otros aspectos de la vida cotidiana; en el centro, el Portal del Nacimiento con una gran perspectiva al fondo en lo alto de Jerusalén y otras aldeas cercanas; hacia la derecha una caída de agua alimentaba un riachuelo, para continuar con la espectacular caravana de los Magos dirigiéndose hacia el Portal, que cerraba el lateral derecho.
Y no, la Anunciación a los pastores no está, porque si se seguía una ambientación realista y de día, esa escena no podía estar. Los pastores ya estaban adorando al Niño en el Portal, así que la Anunciación había ocurrido anteriormente. De todos modos, en carteles que había a ambos lados del belén, se aludía al mensaje del ángel a los pastores y cómo ese mensaje se transmitía por todo Belén y su comarca, invitando también a los visitantes a continuar comunicando ahora el mensaje angélico: "¡Gloría a Dios, Paz en la Tierra!"