|
| |||
|
Has entrado como invitado. ( Entra | regístrate ) |
Nueva propuesta: personaje popular, EL TONTO DEL PUEBLO Páginas: 1 | ||
Tienes razón Hernán aunque creo que es conveniente puntualizar algunas cosas.
En primer lugar todo mi respeto a las personas con distintas capacidades porque, de alguna manera, todos nos podemos incluir en ese grupo.
La palabra tonto encierra muchas acepciones y todas despectivas.
Pero como casi siempre ocurre con el castellano, el contexto en el que utilizamos una palabra puede modificar el significado de la misma.
Cuando me refiero al "tonto del pueblo" estoy hablando de un personaje con poco ententendimiento o inteligencia escasa y sin malicia.
Este personaje es un personaje amable con bastante gracia y sobre todo es respetado y querido por sus vecinos quizá porque todos queremos protegerlo.
Hay otros tipos de tontos a los que queremos ridiculizar pero esos para mi son más bien gilipollas (con perdón) y no le llegan a la suela del zapato del "tonto del pueblo".
Llamarle Azarías o Bertomieu es utilizar un eufemismo para referirnos a un personaje popular que realmente existe, "el tonto del pueblo".
Y precisamente propongo este personaje para homenajearlo, porque es un personaje inclusivo como el ciego con el lazarillo vg, porque es un personaje que les encanta a los niños que es a los que debería ir dirigido el belén y porque además siempre ha existido, existe y existirá.
Y por último, sugiero que nos acerquemos un poco más al "tonto del pueblo" y seguramente lleguemos a la conclusión de que muchas veces ese tonto nos hará sentirnos tontos a nosotros mismos.
Que "el tonto del pueblo" ha existido siempre y existe en todas las cultura de la humanidad es algo innegable, lo mismo ocurre con los LGBT + etc. "Todos somos iguales a los ojos de Dios". El problema está en cómo los representamos en una figura escultórica sin caer en polémica, a unos por burla y o mofa y los otros por ser socialmente marginados y oprimidos.
Si miramos sólo la forma física de representarlo, no se diferencian de los demás habitantes, salvo que le pongas una gorra de papel de periódico o un embudo en la cabeza y los otros en pareja mostrando su orientación sexual. En un pesebre contemporáneo reivindicativo se pueden colocar estas figuras para señalar, repito "todos somos iguales a los ojos de Dios".
Pero el problema está con lo que decía Drake, las caras de las figuras, si se parece a tal o en cual, ya la hemos liado y no se trata de hacer una versión de un caganer, porque el caganer lo somos todos y no discrimina a nadie.
Yo opino como Drake sacaría lo "del tonto", y haría Azarías / Paco Rabal con su grajilla ¡Milana bonita! en el hombro como una figura emblemática, representativa de "el tonto de pueblo" una personaje inocente y con todo el trasfondo de la novela / película, por un lado y por otro lado homenajear dos grandes del arte, el escritor y creador del personaje Miguel Delibes y al actor Paco Raba.
Compio y pego de la wikipedia
“Los santos inocentes constituye una denuncia moral contra el latifundio, la injusticia social que provoca y las consecuencias que tiene sobre la vida de los individuos, l a jerarquización brutal de la sociedad que provoca la deshumanización . ”
Opino que es un personaje que debería formar parte de la familia de figuras de pesebre , por su carácter reivindicativo los marginados, a los que Jesus quería proteger, "Él no reconoce marginación alguna. Dios no quiere la marginación y no excluye a nadie". Pero en su iconografía lo modelaría como Azarías con una grajilla y con o sin Charito la “Niña Chica”, que es deficiente mental.
Azarías: figura de belén emblematica y reivindicativa de los marginados sociales.
La grajilla tiene su papel importante, -> Estos pájaros reconocen a las personas y recuerdan a las que son un peligro
¡vaya! Me apunto a modelar la figura de Azarías / Miguel Delibes / Paco Rabal / LUISPO, inocente y tierno, pero también descamisado, andrajoso, dejado y brusco en su grandeza.
Creo que encajara perfectamente en una nueva colección de figuras de belén que tengo en mente.
Me ha costado un buen rato, pero al fin puedo poner lo que se recoge en el libro: El belén que puso Dios, de Enrique Monasterio
7. El pastorcillo tonto
Dios ha elegido a los necios para confundir a los sabios (1 Corintios 1,26).
Jesús, me llamo Zabulón, tengo doce años y soy pastor como mi padre. El ángel que vimos antes me ha dicho que lo sabes todo, porque eres el Mesías y el Hijo de Dios, pero prefiero contártelo, porque te veo tan pequeño y tan dormido que, la verdad, no sé si te haces cargo.
Mi madre, Juana, murió cuando me tuvo a mí, y por eso dice mi padre que tengo que quererla más que a nadie en el mundo; pero yo le quiero más a él (por favor, no se lo digas, que a lo mejor se enfada), porque está a mi lado todo el día y me enseña muchas cosas. Me ha enseñado cómo se llaman los vientos que traen la lluvia y los que llegan del desierto y ponen nerviosas a las ovejas. También conozco los nombres de los pájaros y estoy aprendiendo a distinguir las estrellas. Esto es más difícil, porque son muchísimas y tengo mala memoria, pero sí que me he dado cuenta de que ha aparecido una nueva justo encima de donde tú estás.
Como ves, Jesús, yo soy un poco tonto... No digas que no: se nota enseguida. Todo el mundo lo sabe. Por lo visto, los tontos nos parecemos mucho, y hay gente que nos mira raro, como si tuviéramos la culpa. Yo querría decirles que no soy tonto adrede; que nací así por voluntad de Yavé, y que tampoco es tan malo. Sirve, por ejemplo, para hacer reír a los niños. En cuanto me ven, se ponen muy contentos, me gastan bromas, me tiran cosas, y yo finjo que soy todavía más tonto para que se rían más. ¡Si supieras lo bien que lo pasamos...!
¿Ves? Ya he dicho otra tontería: «si supieras». El ángel me ha explicado hace un rato que tú lo sabes todo, y yo lo había olvidado.
Ese perro que tienes junto a tu cuna, es mío (bueno, de mi padre). Se llama Peque y es mi mejor amigo, porque no se ríe de mí. Escucha todo lo que le cuento con la boca abierta y la lengua fuera, y no me interrumpe nunca.
Te traigo una oca. Así tendréis para comer. Para jugar no sirve, porque es medio tonta y muerde. Así que dile a tu padre que no tenga pena de matarla. Además, con las plumas te puede hacer una almohada para que estés más cómodo.
¿Te digo una cosa? Nunca había sido capaz de pensar tanto rato seguido, sin cansarme. No me hago ilusiones: sé que esto me pasa porque estoy contigo, y porque hablo sin palabras, como en secreto. Pero si tratara de contártelo en voz alta, te reirías de mí como todo el mundo.
Es curioso; con el ángel me ha pasado lo mismo. Cuando se nos apareció al otro lado del barranco, yo no me enteré de nada. Dijo palabras tan difíciles que ni siquiera mi padre y los demás comprendieron gran cosa. Imagínate yo, que soy medio bobo. Pero, como el ángel lo sabía, después de hablar con los demás pastores, se me acercó por la espalda y se puso a charlar a solas conmigo, igual que nosotros ahora, sin ruido y sin que nadie nos viera... ¿A que no sabes lo que me contó?
Vaya... Me parece que he dicho otra tontería: sí que lo sabes. Tú lo sabes todo. Pero, bueno, el caso es que el ángel (que, por cierto, se llama Gabriel: a lo mejor lo conoces) estaba muy contento, pero también un poco preocupado porque, según él, Yavé le había encomendado una faena muy difícil.
-Imagínate, Zabulón -me dijo-: Dios nos ha mandado que anunciemos el nacimiento del Mesías a los hombres de buena voluntad. ¿A que parece sencillo? También yo lo pensé al principio. Pero cuando nos reunimos los seis arcángeles del comando para hacer la lista, la cosa empezó a complicarse. Por tres veces tuvimos que dirigirnos a Yavé para preguntarle qué significaba exactamente buena voluntad... ¡Naturalmente que lo sabíamos, pero queríamos que nos diese permiso para abrir la mano! Así y todo, no conseguimos más de media docena en los alrededores de Belén.
Yo tampoco sabía qué quería decir eso de buena voluntad, así que se lo pregunté al ángel, y me dijo un montón de cosas preciosas que no sé si voy a ser capaz de repetir:
-Mira, Zabulón -empezó-, tú te has fijado muchas veces en los pájaros, ¿verdad?
-Sí, y mi padre me ha enseñado a distinguir los buenos de los malos. Hay unos que se beben la leche de las cabras, y...
-Y sabes también que algunos vuelan siempre a ras de suelo, picoteando por todas partes, como los gorriones o los mirlos; otros se meten en los basureros o en los establos; algunos sólo están a gusto en lo alto de los árboles más chicos, o en los aleros de las casas. Pero hay también aves de altura, como las oropéndolas, que construyen sus nidos en la copa de los álamos y nunca descienden a la tierra, o las grandes águilas, que se elevan al cielo sin esfuerzo, como veleros del aire llenos de majestad...
Mientras Gabriel hablaba, yo había perdido el hilo, y me había olvidado de la buena voluntad. Por eso, me sorprendió un poco cuando dijo:
-A los hombres les pasa algo parecido. Dios los ha creado para que vuelen muy alto...
-¿Podemos volar?
-¡Ya lo creo! ¿No vuela la fantasía, la imaginación, el corazón, el deseo, la memoria...? El alma vuela. ¿Me entiendes?
-Creo que sí.
-...Y, sin embargo, algunos se empeñan en revolotear entre los estercoleros o en las charcas más repugnantes. Otros utilizan sus alas, no para lograr una meta, para llegar a alguna parte, sino para exhibirse en vuelos acrobáticos. Y son pocos los que quieren, de verdad, alcanzar al que está en lo más alto...
-¿A Dios?
-A Dios, sí... Lo has entendido, Zabulón. Esos son los que tienen buena voluntad, los que alcanzan la sabiduría.
-Pues entonces yo no soy como ellos. ¿Cómo podría ser sabio un tonto?
-Lo eres, porque siempre has tenido tu corazón con Yavé, y has soñado con conocerlo y amarlo. No te importe que tu ingenio sea pequeño, con tal de que alcance la Verdad. Las aves que vuelan más alto no son las que más aleteal, sino las que se dejan llevar por el viento y aprenden a navegar sin fatiga, desplegando sus alas sin miedo al espíritu que las arrastra.
-Fíjate, Jesús; mientras el Angel me decía estas cosas, yo lo comprendía todo, y no me cansaba de escuchar, ni de pensar... Hasta se me ocurrió que a lo mejor me había vuelto listo. Pero me miré en el río, y gracias a Yavé, mi cara seguía siendo la de siempre. Luego, he oído la voz de mi padre, que me llamaba; he cogido la oca, y aquí estoy.
¿Sabes lo que te digo, Jesús? Que estoy muy contento de estar a tu lado; que no tengo envidia de mi hermano Andrés ni de mi hermana Ana, que son ricos y tienen grandes rebaños y muchos olivos, pero que están lejos de aquí. Que te doy gracias porque has elegido a un tonto para ser sabio, y que me dan mucha pena esos sabios que parecen tontos, y yo creo que lo son.
Según el Angel, Yavé me ha elegido para ser una figura del belén porque hay que explicar a la gente que las únicas vidas inútiles son las de aquellos que se niegan a buscarte: son aves sin alas. Y que Dios, algunas veces, escoge a los tontos para confundir a los listos.
Sólo tengo una pena, Jesús. Ya te dije antes que mi madre murió cuando yo nací, y, aunque a mi padre le quiero mucho, algunas veces la echo en falta. Con decirte que hasta me dan envidia los corderos del rebaño, cuando duermen junto a sus madres... ¿Ves como sigo siendo un poco bobo, Jesús?
Pero es que ahora he conocido a la tuya. No sé si te das cuenta de que no paro de mirarla y de que también ella me sonríe como si fuera guapo. ¿Me dejas volver de vez en cuando para estar a su lado? Me parece que a tu madre no le importa y a tu padre tampoco. Les traeré comida y cortaré la leña que necesitéis. Y le explicaré cosas que a lo mejor no sabe, y ella me contestará; no como tú, que sigues ahí dormido.
Jesús, ahora te voy a dar un beso. No te despiertes, por favor, que no quiero que se enfade María.
El personaje hace tiempo existe en el belén provenzal y no es un marginado, todo lo contrario es el que muestra la alegría por el nacimiento del niño Jesus, se representa con los brazos en alto, llamado 'lou ravi', se suele poner cerca del misterio, es de los primeros en llegar al portal y algunos piensan que es una tradición que trae buena suerte.
También rescatado de alguna web, "...Todo el mundo está de acuerdo en verlo como un tonto simpático, designado como 'el tonto del pueblo', con su sonrisa al estilo de Paul Préboist (actor francés)..."
Paul Préboist, Louis de Funès y Claude Gensac, en El abuelo congelado (1969)
Paul Préboist, en Las desgracias de Alfredo (1972)
Páginas: 1 |
Buscar en este foro Versión Impresa Enviar un mail con el enlace a este tema |