Lo de la paja ya lo he pensado.
Este año he hecho el Belén con muchas dificultades. Me operé dos días antes de hacerlo y no podía hablar, así que fue mi terapia. Pero, como estaba cansada, he renunciado a algunas cosas: por ejemplo, la iluminación iba a estar mejor, las tinajas las tengo en el desván sin pintar, los árboles no he podido ponerlos bien, porque no he podido salir al campo, el río que puse el año pasado este año no lo puse, la puerta de Jerusalén que tengo cortada en pórex no he podido pintarla,... Como ves, el Belén tiene más ilusión que realidad.