Es muy sencillo, buscamos la tela, mejor si es una que no se deshilache mucho, en ese caso solo hay que cortarla a la medida deseada, si se deshilacha entonces la doblamos por los bordes con la plancha para que quede por delante la parte bonita.
Se hacen unos dobleces en forma de acordeón y se marcan con la plancha, así tenemos las ondas de la cortina.
Se toma el hilo de cobre de un cable electrico de esos duros, con el se hacen las argollas, enrollándolo como si fuese un tirabuzón alrededor de un lápiz o cualquier palo pequeño. Después se va metiendo en la tela pinchando directamente, como si fuesen una aguja de coser y el hilo todo junto. Se pone dentro un palo o una varilla.
El conjunto se sujeta con dos alcayatas, las mismas de poner un cuadro.