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El belén del cuco
"La sangre de Cuco, si en estas fechas se analizara, daría unos altos índices de oro, incienso y mirra. Un día me dijeron que uno de los artesanos-artistas del belén, de la familia Griñán, había mostrado la ilusión de su vida: Tener en mis manos una figura del Belén de Salzillo"
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JUAN BAUTISTA SANZ El belén, que es de procedencia napolitana, es decir, mediterránea, tiene su hermosa réplica en Santiago de la Ribera, en nuestra región. San Javier conserva la tradición en su colección permanente, en el museo de la localidad, y figura en los anales de los belenes institucionales, tradicionales, de mayor tamaño al aire libre de la Navidad.
En este encuentro que cada año se hace con «la historia más bella jamás contada», allí, al borde mismo de esa mar sin precio, plateada en las noches de plenilunio, de olas niñas y poemas de Carmen Conde, Cuco, un muchacho de veinte años cuyo nombre es el de Salvador Navarro Espejo, desde que cumpliera los cinco años, viene construyendo cada uno de ellos, con sus manos, por vocación e ilusión, un belén espectacular. Al principio fue el ámbito familiar del comedor de su casa, la que daba cobijo a la preciosa e imaginativa instalación. Después ha ido aumentando de tamaño hasta llegar al de hoy, inaugurado hace un par de días, con una extensión de 32 metros cuadrados y 400 figuras que ha ido adquiriendo en los talleres belenistas de Ramírez y Viuda de Galán. Se sitúa cerca de las sentenciadas pescaderías y junto a una colección de dioramas.
La sangre de Cuco, si en estas fechas se analizara, daría unos altos índices de oro, incienso y mirra. Un día me dijeron que uno de los artesanos-artistas del belén, de la familia Griñán, había mostrado la ilusión de su vida: «Tener en mis manos una figura del Belén de Salzillo». Cuco tiene parecidos sentimientos y confiesa su predilección por los ángeles del maestro, apuntando con verdadero buen gusto al Ángel de la Anunciación. No es frecuente un caso como el de Salvador —¡qué mejor nombre para un belenista!—, que vive con la intensidad del belén los últimos meses del año.
Él construye todo lo complementario en su belén; casas, montes, palmeras, instalaciones del vocinglero pueblo del Señor con notables influencias locales; pescadores de pantasana; huevas de mújoles al sol, el recuerdo a sus pescaderías muertas y las redes vivas de hombres de la mar como su propio padre. Como novedad, el belén del Cuco contiene una vendimia y una casa en llamas, sin duda fuego del propio corazón del joven artista.
En nuestra región se montan en las casas los belenes domésticos, se rememora el Nacimiento y se goza el espectáculo sagrado que se convierte en maravilla por obra y gracia del amor y del fervor colectivo. Cuco contribuye a la tradición con una pieza excepcional. Y para colmo, sin ayudas económicas oficiales. No se lo pierdan.
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