Muy agradecido a ambos puesto que, aún siendo opiniones encontradas, son muy válidas al considerarlas desde dos puntos de vista belenistas distintos, el del belenista de montaje y el del belenista de vitrina -dicho desde el cariño y simpificando mucho-. 
 
Al final me decido porque me la restauren pero que la dejen con sus colores originales porque, en primer lugar, así la concibió su autor y además, a pesar de los ilustrísimos genes pesebristas del mismo, no es una figura de belén -aunque estoy de acuerdo con David que serían muy entrañables adorando al Niño, y que algún día quizá tengan el "privilegio" de hacerlo-, porque además, aún siendo un enamorado del belenismo, también me siento muy identificado con el arte y no por su valor económico -que no me interesa demasiado- sino por el respeto a la obra de un artista que, aún siendo mejor o peor, es su obra y me parecería hasta arrogante intentar corregirle y, por último, por el valor sentimental -que ese sí que me interesa mucho- que la tengo y que lleva tanto tiempo acompañándonos desde su pedestal, así, como está... 
 
Gracias a los dos, un fuerte abrazo.