EL FRUTO BENDITO
La escena.
El día despunta, pero la luna llena se resiste a abandonar el cielo. Un naranjo generoso en frutos, que se descuelga hasta el interior de la casa, da pie a la escena.
María, mira con dulzura el fruto de sus entrañas, mientras José les contempla con gran placidez y en un gesto de ternura ofrece una naranja con que refrescar los labios del Niño Jesús. El pasaje recuerda la letra de un antiguo villancico basado en los Evangelios Apócrifos que dice: “que me des una naranja que mi niño tiene sed…”
La escena se sitúa en un marco de gran sobriedad arquitectónica, muy cercana a la tradición rural andaluza: paredes encaladas, suelos de vieja madera, una escalera que conduce a los aposentos y la puerta que da acceso al establo.
Los únicos elementos decorativos son unas vasijas de barro cocido, algunos canastos y la alegoría del pan y el vino.
Las imágenes.
Se estrenan este año y han sido realizadas para Puerta Oscura por el imaginero sevillano Darío Fernández, siguiendo el estilo renacentista. Son de una expresividad contenida, contrastando el aspecto juvenil de la Virgen con la madurez de S. José.
Las imágenes han sido ejecutadas en barro, cocido y policromado. Los cuerpos de la Virgen y S. José están realizados en madera de cedro con todas las articulaciones que hacen posible su completa movilidad. Su altura es de 60 cm.
La indumentaria de María y José, nos recuerda en cierta forma la tradición hebraica, aceptada a lo largo de los siglos por pintores y escultores, pero idealizada con tejidos más ricos.
El montaje.
Cerca de 150 horas han sido necesarias para la realización de la escenografía a base de madera, poliestireno expandido, yeso y resinas artificiales. Buscando la proporcio-nalidad en función del tamaño de las imágenes, la escala utilizada es 1:3.
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(Imagen 143.jpg)Adjuntos
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