En la actualidad, mi única cita ineludible dentro del calendario de visitas pesebrísticas. Como siempre, este año es una magnífica exposición. Organizada alrededor del tema de los "transportes", sus dioramas cuentan con todo tipo de medios de transporte, desde mulas y yaks hasta tranvías y teleféricos.

Lo mejor de visitar Castellar es que siempre arriesgan y van sin red. No hay ninguna concesión a lo trillado ni a la comodidad, nunca hay un diorama repetido y no utilizan las figuras "de siempre" de los grandes autores. Casi todas la figuras las han hecho "ad hoc" los autores del diorama, o, con alguna excepción, son de artistas castellerencs. La única excepción (creo) es la del diorama de la familia Benavent, dedicado a la Vespa como medio de transporte, en el que hay unas preciosas figuras estilo "naif" y de magnífica factura realizadas por un artista portugués o brasileño.

Lo primero a destacar, creo que no estaba en año pasado, son unas pantallas táctiles al lado de cada diorama en la que, en tres idiomas (catalán, castellano e inglés), dan el nombre del diorama, sus autores y los de las figuras, así como ampliación del tema del diorama.

Respecto a los dioramas en sí mismos, todos son divertidos e interesantes y es una injusticia destacar alguno, pero lo haré.

Cada año, el primero que busco es el "lluvioso", que está en el lado derecho entrando, y que siempre es una exhibición de técnica y buen gusto. Este año no decepciona, exponiendo unas detalladas y laboriosas atarazanas con lluvia en el exterior. Magnífico.

El de los Benavent ya ha sido mencionado, y me quedo con otros tres, que me han encantado:

El de Joan Carles Capdevila, que es tan buen dioramista como figurista (en especial sus animales, espectaculares yaks) con un diorama ambientado en el Himalaya (una de mis pasiones es la crónica de las expediciones a las montañas de más de ocho mil metros, todas ellas en el Himalaya), al que solamente le pondría una objeción, y es que en el fondo habría puesto una silueta reconocible de alguna de las montañas, preferentemente el Everest.

Otro ambientado en un glaciar (vehículo, el trineo) con el increíble Silvano de Montserrat Ribes (que no sé por qué todavía no tengo en mi colección), diorama perfectamente ejecutado con la dificultad añadida de reproducir de forma perfecta el hielo.

Y uno ambientado en el exterior del Teatre Nacional de Catalunya (tranvía), perfectamente reproducido, con unas minipantallas proyectando imágines (creo que son teléfonos móviles astutamente camuflados) y un cielo que es una proyección.

El resto de dioramas son igualmente atractivos, pero no revelaré más secretos para que los vayáis a ver. Malheureusment, no me funcionaba el móvil y no puedo aportar fotografías.

Como colofón, una divertidísima exposición de medos de transporte en el altillo, con una enorme maqueta ferroviaria con mucho trajín que me embelesó durante muchos minutos. Y con un divertido gazapo en otro medio de transporte, que no sé si ha sido involuntario o es un desafío a los que nos hemos criado leyendo los Episodios nacionales de don Benito Pérez Galdós.

A ver si algún castellarenc nos puede añadir fotografías para vuestra completa ilustración.