Estoy tan aburrido de los mismos dioramas de siempre (sean nuevos o viejos), que este año es posible que ni me acerque a Betlem. La exposición de la Plaça Sant Jaume la tengo totalmente descartada. Fui a Castellar, que no me la puedo perder nunca, en Mataró quedé muy decepcionado, pero creo que es consecuencia directa del cambio de ubicación. Si puedo, me pasaré por Tarragona, que es lujo asiático, y si me encajan los horarios, por Sant Pere de Torelló. No es que no me gusten los nuevos lenguajes, es que los exijo. Castellar es un gran ejemplo.
Pero eso no me obliga a que me guste el pesebre del Ayuntamiento. No me gusta porque es feísta y está mal ejecutado, a mi molesto entender. No me gusta porque se ha puesto toda la voluntad de laicizar la Navidad, ya que los actuales regidores de Barcelona DETESTAN todo lo que tenga que ver con el catolicismo, y de una manera activa. El poema de Foix está elegido con mucho tino para que se pueda decir que se refiere a la Navidad, pero que no mencione ningún elemento de la misma, solamente las elípticas "noticias en casa del carpintero". Además, ese poema no es una narración, es simplemente un mapa, que encaja perfectamente con el mensaje obvio que te llega en cuanto entras en la plaza. ¿Qué es lo que remata esa extraña falla "a lo Tapies"? ¿cuál es el "anxeneta" de este Castell de trastos ruinosos? Una oveja con una bandera catalana, que se ve desde todos los puntos y en todo momento. El nacimiento has de buscarlo, e igual ni lo encuentras. El cordero cuatribarrado, nuestro actual becerro de oro para adorar por los ciudadanos "comme il faut", sustituye al niño Jesús, y hemos de venir, según dice el poema/mapa desde "Provenza a Alicante", desde "las islas hasta Lleida" para adorarlo. Ni de más cerca, ni de más lejos, desde Salses hasta Guardamar.
¿Tiene el pesebre municipal algún mensaje de solidaridad o social, como tienen los tuyos, Enric? No tiene ningún mensaje constructivo, es un ejercicio de diseño de "arte povero", de Escola Massana tomada por los okupas, con todos los elementos, más o menos obvios, más o menos ocultos, del "prusés", sustituyendo la filantropía por el pancatalanismo, eso sí, muy ilustrado (solamente hay que ver los Reyes Magos)
¿Qué es y qué no es un pesebre? Tus obras, Enric, son pesebres con contenido social, político, reivindicativo, pero son pesebres. La familia que hay en el cajero (o debajo del viaducto de la autopista) es la Sagrada Familia, como símbolo de los desfavorecidos. Y en la Navidad en Ravensbruck hay un elemento religioso, de trascendencia. El recién nacido es una referencia a todos los niños, y en especial a los humildes, pero es Jesús, que los representa a todos. Si no es Jesús, si la familia no es la Sagrada Familia, sino que es una familia cualquiera, ya no es un pesebre, sino una instalación artística, un "paisaje de invierno", un "diorama de denuncia periodística", pero no es un belén. Para ser un belén tiene que llevar en su interior un recuerdo a un nacimiento muy concreto, el de Jesús, que cambió la historia.
Eso mismo es lo que dijo el rector de Santa María del Mar en su sermón de la pasada misa del Gallo, y no era muy original, pero es el contenido que ahora buscamos y entendemos. La importancia del pesebre es que Jesús, hijo de Dios y el Mesías, no nació en un palacio, sino en un establo, y durante su vida fue un marginado y un perseguido. La busca de posada, el nacimiento en la cueva, la matanza de los inocentes, la huida a Egipto, los apóstoles, la Pasión, son todo símbolos de un Dios que no quiso estar entre los poderosos, sino con los humildes, y que muere ajusticiado como un criminal. Yo no soy creyente, pero sí que creo en esas enseñanzas de Cristo. Todo esto lo puedes explicar en el belén, siempre que el Misterio signifique algo, que vaya más, que digas "es un perseguido, un refugiado, pero es algo más". Las noticias están llenas de fotos de niños hambrientos y ahogados, son terribles y nos han de mover a la acción, pero no son belenes. Si tu recién nacido en el cajero es un niño más, si no es Jesús, no es un pesebre, y no hay ni metáfora, ni símbolo. Simplemente se retratan a unos pobres, y los cajeros de mi barrio están llenos de pobres. Lo que nos ha de conmover es que Jesús, el hombre (Dios, Mesías, lo que sea) más influyente de la historia, fue, o quiso ser un pobre. Con Jesús haces un belén, sin Jesús, haces un periódico o un blog.
En ese sentido, la Alcaldesa ha conseguido llenar el espacio donde habitualmente va el belén por unas bolas enormes de plástico llenas de objetos tirando a feos. Ha cubierto el expediente y nadie podrá decir que no ha puesto belén. Ni polémica ha conseguido, en Barcelona no ha interesado nada en absoluto y en este foro, tampoco. A ver qué pasa el año que viene.