Cuando venga, ay, yo no sé
con qué le envolveré yo,
con qué.
Ay, dímelo tú, la luna,
cuando en tus brazos de hechizo
tomas al roble macizo
y le acunas en tu cuna.
Dímelo, que no lo sé,
con qué le tocaré yo,
con qué.
Ay, dímelo tú, la brisa
que con tus besos tan leves
la hoja más alta remueves,
peinas la pluma más lisa.
Dímelo y no lo diré
con qué le besaré yo,
con qué.
Y ahora que me acordaba,
Ángel del Señor, de ti,
dímelo, pues recibí
tu mensaje: «he aquí la esclava».
Sí, dímelo, por tu fe,
con qué le abrazaré yo,
con qué.
O dímelo tú, si no,
si es que lo sabes, José,
y yo te obedeceré,
que soy una niña yo,
con qué manos le tendré
que no se me rompa, no,
con qué.
Senhora del mundo,
Princesa de vida,
seáis de tal hijo
en buena ora parida.
Del huerto cerrado
de vuestras entranhas,
aquel hazedor
de santas hazanhas,
salió disfraçado
con ropas estranhas,
del sser que a los santos
da gloria cunplida.
Por vos virgen santa
podemos dezir,
el hombre comiença
de nuevo a bivir.
Que antes su vida,
que siempre morir,
con grandes sospiros
por ver nueva vida.
no te olvides en subirnos , por favor , el tan bonito villancico de tu abuelito ! que me encanta oirlo por el ritmo y la dulzura pero no sé a por donde ir para acertarlo ahora