ANDRES ESTEVEZ - 18/3/2013 20:02
Hoy lunes 18 de marzo, hace ya seis días desde que se produjo el nombramiento de Francisco I en El Vaticano. Lo lógico es que este interesantísimo tema en el Foro -por la gran repercusión que un nuevo Papa supone para todos nosotros-, tuviese hoy muchísimas más intervenciones de las pírricas diez con las que cuenta, siendo la última del pasado día 15. Estamos viviendo una situación muy delicada en España a todos los niveles, y la historia de nuestro pasado en cómo han terminado parecidas anteriores asusta, cada vez es por éllo más gente la que tiene miedo de dar opiniones en cuestiones que le puedan señalar o comprometer; a mi entender es lo que explica la citada escasez de posicionamientos en este crucial asunto. Seamos valientes amigos y amigas del Foro: La palabra es la luz, la mordaza sólo es tiniebla.
Hola Andrés
No creo que sea un problema de miedo, es más bien la prudencia lógica ante algo que, según parece, nadie esperaba.
Los inicios son francamente alentadores, una iglesia pobre y para los pobres, un nombre -Francisco-, que encierra en sí mismo una filosofía de vida que, entre otras cosas, busca en la fraternidad la superación de los conflictos y eso, en un mundo con tantas diferencias, debe suponer un incremento de la justicia y la solidaridad -en algunos casos, equivalente a caridad-, puesto que, por lo menos ante Dios, todos somos iguales, somos hermanos en la iglesia y el mundo.
Porque siguiendo con el santo inspirador de nuestro Papa Francisco, existe un paralelismo real entre la visión que tuvo el santo de Asís en la iglesia de San Damián cuando le pareció que el crucifijo le repetía tres veces: "Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas", y la situación actual que vive la iglesia así que, al igual que entonces, ahora ha sido el Espíritu Santo el que se ha fijado en el Papa Francisco para que la repare.
Porque las consignas que declara nuestro Papa: humildad, serenidad y mansedumbre, son las mismas de las que hizo gala, al nacer, ese Niño que para nosotros, los belenistas, es nuestra razón de ser y que siguieron siendo patentes a lo largo de toda su vida. "Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón" y todo esto como un mensaje hacia nosotros, los hombres, después de pasados veinte siglos, como únicas armas ante la petulancia, la prepotencia, la suficiencia, la agresión, el insulto, la crispación, la guerra, la desinformación que desorienta, la difamación y la calumnia. (Cardenal Jorge Bergoglio, 24/12/12).
Si a esto le sumamos que piensa en nuestra lengua, que es jesuita, que huye de la ostentación y el boato, que pide ejemplaridad a las altas jerarquías de la iglesia y que, según parece, ha despertado el interés y la esperanza en la sociedad en general, en mi opinión, creo que el Espíritu Santo ha acertado de lleno, como no podía ser de otra forma.
Ahora recemos por él, que es lo que nos pide, para que tenga toda la fuerza posible para llevar a cabo su ministerio.