La verdad, es fascinante cómo el Taller de Font & Baldrich refleja esa conexión tan natural entre material, técnica y creatividad. Eso de que el material no solo sirva para cumplir una función práctica, sino que se convierta en parte esencial del proceso creativo, me parece algo increíble y muy en línea con lo que pienso sobre el arte.

Si te fijas en las piezas y materiales que se usan en el taller, queda clarísimo: las figuras de Belén, modeladas en arcilla refractaria o con chamota, tienen esa textura rústica y orgánica que parece perfecta para transmitir algo espontáneo, más fresco y expresivo. Por otro lado, la figura de escayola sobre tela de gallinero, con su cabeza ya bien alisada y un enfoque mucho más definido, casi realista, muestra algo completamente distinto. Esa combinación entre lo más "artesanal" y lo más "técnico", lo figurativo y lo realista, enriquece un montón el trabajo que se hace en el taller. Y es un ejemplo genial de la libertad que da dominar diferentes materiales.

Esto me hace pensar en cómo, en el mundo del belenismo, muchas veces se valora demasiado lo "de toda la vida" , casi como si fuera obligatorio trabajar con ciertos materiales ("barro"😉). Pero, ¿por qué tendría que ser así? Me recuerda la historia de Miguel Ángel con la Capilla Sixtina, cuando decidió pintar los cuerpos desnudos o semidesnudos en "El Juicio Final" a pesar de la resistencia del Papa Julio II (y más tarde con Pablo IV) y otros críticos. Para Miguel Ángel, no era un capricho, sino una decisión artística consciente para transmitir vulnerabilidad, emoción y fuerza. ¿Qué habría pasado si hubiese cedido completamente a esas presiones conservadoras? Quizás nunca habríamos tenido la Capilla Sixtina tal como la conocemos hoy, una obra que trasciende las normas de su época.

Los materiales son herramientas, no barreras . Como decía en una reflexión que compartí hace poco (sí, esa de Rodin, el escultor que modelaba en arcilla sabiendo que era solo un paso intermedio ), los materiales deberían ser elegidos en función de lo que el artista quiere expresar . Al final, no importa si trabajas en arcilla, escayola o cualquier otro material, lo importante es el mensaje que logras transmitir. Y de elegir el material y la técnica o procedimiento empleado ya se ocupa el artista para expresar mejor su obra, no el cliente. Como en la Capilla Sixtina, donde Miguel Ángel, enfrentándose a las exigencias del Papa, defendió su visión de cuerpos desnudos o semidesnudos, sabiendo que era lo mejor para transmitir la fuerza y la emoción de su obra. Porque al final, lo importante es la autenticidad y el impacto de lo que se crea, no las limitaciones impuestas desde fuera.

Lo que me encanta del taller de Font & Baldrich que no solo permite o acepta la exploración de diferentes materiales y técnicas, sino que lo hace con entusiasmo, promoviendo y destacando la importancia de esa libertad creativa como parte fundamental de su identidad. Es un espacio que demuestra que lo auténtico no depende solo de la tradición, sino de cómo el artista logra adaptarse y encontrar en cada material una nueva oportunidad de dar forma a su visión. Para mí, es un ejemplo súper inspirador de cómo la tradición y la innovación no tienen que estar en conflicto, sino que pueden ir de la mano perfectamente .