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Hola foreros, la vida de jesus tiene muchos aspectos y uno muy importante es que fue muy especial con las mujeres, dandoles su lugar y respeto, he consultado algo sobre la mujer palestina y deseo compartirlo con ustedes
La mujer palestina en tiempos de Jesús
La característica sociocultural y religiosa general de Israel, en la época del Antiguo testamento y principios del siglo I, era el patriarcalismo, donde la condición de la mujer era de notable inferioridad, marginación y opresión.
En tiempo del Éxodo y de los Jueces las mujeres gozaban de una cierta participación social, religiosa y familiar. Se las valoraba por su protagonismo, valentía, su fidelidad y su activa participación en la historia de la salvación. Estas figuras femeninas de participación protagonista y activa en el Antiguo testamento fueron: Mirían (Ex 15,20), Rahab (Jos 2,1-21), Débora (Jue 4,9), Jael (Jue 5,12), Judit (Jdt 15,12-13), Ester (Est), Julda (2 Re 22,14-20), Noadías (Neh 6,14).
En tiempos de Jesús, época helenística y romana, la situación de la mujer era mucho más rígida para la mujer. Al respecto, en la sociedad de aquel tiempo las mujeres no contaban para nada, debían incluso evitar en público la compañía masculina. Las fuentes judías contemporáneas están llenas de animosidad contra la mujer, quien según Josefo, vale en todos los aspectos menos que el hombre. Hasta con la propia mujer, así se aconsejaba, ha de hablarse poco, y absolutamente nada con la extraña. Las mujeres vivían en lo posible retiradas de la vida pública.
En la vida religiosa
En la vida religiosa, la religión judía era una religión de varones. En el templo y en la sinagoga varones y mujeres estaban rigurosamente separados, y las mujeres siempre en lugares inferiores, secundarios, En el templo la mujer sólo tenía acceso hasta el patio reservado para ellas, una regla que contradecía la Sagrada Escritura y en la sinagoga sólo podía escuchar. Sólo se celebraba el culto en la sinagoga si había al menos diez hombres, no contaban las mujeres, por muchas que estuviesen presentes. la mujer también era considerada como un ser inferior que no podía dedicarse al estudio de la Escritura, como decía un rabino del siglo I: " sea quemada la Torá antes que la lea una mujer".
El ámbito familiar era patriarcal. El padre era el elemento principal, mientras la mujer se encontraba en condiciones de inferioridad. La mujer tenía como primera tarea atender las labores de la casa incluso hasta los trabajos más duros su programa diario de actividades se puede resumir de la siguiente manera: En regla general se levantan temprano, el clima lo exige, la mayor parte del año hace mucho calor. Las mujeres muelen el grano, hasta el día de hoy muelen el grano en forma manual. La comida o el almuerzo para ellos, varía entre la mañana temprano y el medio día. Las mujeres judías fabricaban las telas para la familia, la lana la sacaba de los rebaños y usaban para tejer astillas de huesos que se afilaban de un extremo y con un agujero del otro, en algunos casos eran agujas de bronce. Para lavar las telas o las ropas van a los manantiales, corrientes de agua sumergen la ropa y luego la ponen sobre piedras planas, y la golpean con una cachiporra , juntan el agua en recipientes de piel de cabra y tienen una vasija para enjuagar. El jabón era un álcali vegetal, el álcali mineral, era llamado nitrato. Las niñas cuidan las cabras, los hombres cuidan los camellos.
En verano el tiempo de calor máximo, duermen la siesta y cesan las actividades de todos o la mayoría, esto es entre las 12 del medio día y las 3 de la tarde.
En las familias más acomodadas, la mujer permanece en casa, en el gineceo (la parte destinada a las mujeres), y sólo puede mostrarse en público con la cara tapada, cubierta con dos velos atados a la cabeza para que no se puedan distinguir los rasgos de su rostro.
La peor parte la llevaban las jóvenes solteras, según aquello del Eclesiástico: "Una hija es un tesoro engañoso para su padre, le quita el sueño por la preocupación... Que su habitación no tenga ventana... Que no muestre su belleza ante cualquier hombre".
Las reglas de educación prohibían:
Una mujer no debía estar sola en el campo, y no era normal que un hombre conversara con una extraña.
La esposa o las hijas tienen el deber de lavar al padre la cara, las manos y los pies. Pero el judío varón no puede exigir esto a otro varón, ni siquiera de un esclavo judío; solamente de un esclavo no judío. De ahí la importancia de la acción y actitud de Jesús, y la explicación, por lo menos parcial, de la reacción de Pedro.
Las mujeres son las que buscan el agua al pozo, son enseñadas desde niñas para esta tarea, la tinaja la llevan en el hombro o en la cabeza y en el pozo no dejan nada, cada una lleva su tinaja ,una cubeta de cuero y una soga larga para bajarla hasta el nivel del agua.
En la relación con su esposo era de esclava a su dueño (Ba'al), considerada como parte de su propiedad y la esposa estéril era despreciada por la fecunda.
La mujer, menor de edad, en su niñez está sometida a la plena jurisdicción del padre, y luego a la de su marido, padre y marido que, entre otras cosas, tienen que ratificar al menos tácitamente los votos pronunciados por ella, así como invalidarlo cuando quieran .
Ella tenía que soportar las injusticias de la poligamia, el repudio o divorcio y el levirato que es un tipo de matrimonio en el que la mujer se casa con uno de los hermanos de su marido a la muerte de éste, si no ha tenido hijos, para continuar la línea sucesoria y la descendencia familiar. El término deriva del
latín
levir, "hermano del marido".
El matrimonio por levirato ha sido practicado por sociedades con una fuerte estructura de clan en los que estaba prohibido el matrimonio exogámico, es decir, fuera del clan. Ha sido tradicionalmente habitual en entre los pueblos
Punjabis
,
Jats
,
Israelitas
,
Hunos
(Chinos "
Xiongnu
", "
Hsiong-nu
", etc.),
Mongoles
, y
Tibetanos
que iban en contra de su dignidad de mujer y esposa. La poligamia era permitida, aunque muy poco practicada, no por razones de fidelidad a la esposa sino por motivos económicos, la ley musaica permitía la poligamia entre el pueblo hebreo, pero había varios reglamentos en atención a esos matrimonios. Entre los israelitas la tendencia era hacia la monogamia, las dificultades en la poligamia es que era costoso, se prestaba para rivalidades, los hogares eran desgraciados, David y Salomón, tuvieron dificultades por seguir el ejemplo de los reyes paganos de sus tiempos de tomar muchas esposas, y especialmente esposas paganas, en lugar de obedecer la ley de Dios. Y a favor de la monogamia nos dice que líderes religiosos nos dan el ejemplo recto, hombres como Adán, Noé, Isaac, José, Moisés y Job, los profetas y sumo sacerdote
Estos tres aspectos fueron derechos exclusivos de los varones, y generaron una mayor opresión de la mujer.
Sin embargo, en este medio patriarcal hubo mujeres, como las anteriormente mencionadas, que con su actuar simbolizaban el amor, la alegría, la libertad, la vida y la fuerza de Dios en la historia de salvación: Sara (Gén 17,15-22; 18,6-15), Agar (Gén 16;1-6), Rebeca (Gén 24,45-67), Raquel (Gén 29,6-31), Dina (Gén 34), Tamar (Gén 38,6-30), la hija del Cananeo Sué (Gén 38,2), Asenet (Gén 41,50), Ana (1 Sam 1-2), Micalo (1 Sam 18, 20.28; 19,11-17), Rut (1-15; Qoh 8,10), la viuda de Sarepta, las dos mujeres del Cantar de los Cantares y otras.
En este ambiente patriarcal Dios manifestó su mensaje de Salvación: "la palabra divina entró en ese mundo patriarcalista y tomó su forma histórica, social y cultural, como el agua cristalina toma la forma del recipiente que la contiene", generando en los textos bíblicos un carácter androcéntrico utilizado muchas veces para legitimar la opresión, marginación y subordinación de la mujer.
DIVORCIO EN LOS TIEMPOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Por centurias un marido podía divorciarse de su esposa, quedando con ella todas sus joyas, vestidos, ornamentos etc., para que ella pudiera venderlos y así vivir. Debía el hombre darle un acta de divorcio escrita. El pecado de adulterio no tenía nada que ver con el divorcio bajo la ley judía, este pecado era condenado con la muerte en forma de apedreamiento. La mujer no podía divorciarse, pero Jesús quitó todas las causas del divorcio bajo la ley y solo hizo la infidelidad la única causa para el divorcio bajo la gracia.
Sólo el hombre podía tener varias mujeres, y la esposa debía tolerar la existencia de concubinas junto a ella, en su misma casa. Por supuesto que esto era un privilegio de los ricos.
Si la novia tenía relaciones con otro hombre era considerada como adúltera, y podía ser castigada con la muerte a pedradas (lapidación); para la adúltera casada se reservaba el castigo de la estrangulación.
Para el varón no había castigo. En la mujer no veían más que superficialidad, sexo, peligro y trataban de guardarse de ella.
Escoger las esposas,un privilegio de los padres:
Porque la novia tenia que venir a ser un miembro del clan del novio, y la familia se interesaba en si ella convenía o no, igualmente consultaban con sus hijos.
Amor despues del matrimonio:
Los orientales ven el amor entre marido y esposa casi de la misma manera como los occidentales ven el amor entre hermano y hermana. Los orientales dirían que el marido y la esposa se aman porque Dios, por medio de los padres, los seleccionó el uno para el otro. En otras palabras, la idea común oriental es que el amor viene después del matrimonio,
ellos como padres deben amarlo/a a la escogida porque Dios los escogió el uno para el otro, y ello deben amarse porque Dios por medio de los padres los seleccionó el uno para el otro, y que el amor de matrimonio viene después que se casan, Ej. Isaac y Rebeca se unieron en matrimonio sin haberse visto antes.
Y el Libro sagrado nos dice que Isaac la introdujo en «la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer; y la amó
Amor antes del matrimonio:
La mayor parte de los orientales no tienen oportunidad para amarse antes del matrimonio, pero la Biblia da algunos ejemplos de esa clase de amor, Jacob y Raquel este fue amor a primera vista, Sansón y la filistea, Michal la hija de Saúl que amó a David y luego se casan.
Negociaciones para obtener la esposa:
En Oriente, cuando los padres de la novia dan a su hija en matrimonio, están ciertamente disminuyendo la eficiencia de la familia. A menudo las hijas solteras cuidan el ganado de sus padres o trabajan en el campo, o prestan otro tipo de ayuda.
Así se pensará, cuando una joven se casa, que está aumentando la eficiencia de la familia del novio y disminuyendo la de su propia familia. De ahí que un joven que espera tomar posesión de una novia debe estar en condiciones de ofrecer alguna compensación adecuada a la familia de ella.
Cuando llegaba la noche en que debían principiar las festividades del matrimonio, y era tiempo de ir por la novia, el novio se vestía de rey, tanto como posible. Si era lo suficientemente rico para afrontar la situación, llevaba una corona de oro. De otra manera sería una guirnalda de flores, recién cortadas. Sus vestidos eran fumados con incienso y mirra, su cinto era de seda de brillan colores, sus sandalias cuidadosamente adornadas con listones, y en esto daba la impresión de "paños volantes" de capas sueltas con gracioso donaire peculiar de las tierras del Oriente. Por el momento el campesino parece un príncipe entre sus compañeros, todos le pagan la deferencia debida a su exaltado rango. Esta preparación del novio para su matrimonio ha sido aptamente descrita en la profecía de Isaías, "Porque me vistió de vestidos de salud, rodeóme de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia compuesta de sus joyas
"
(Isa. 61:10).
El adorno de la novia era un asunto muy costoso y primoroso. Se concedía mucho tiempo para la preparación de su persona, ponía todo el esfuerzo para hacer su rostro brillante y lustroso un lustre parecido al mármol. Las palabras de David deben sido el ideal de ella: que
"
nuestras hijas sean como las esquinas labradas a la manera de las de un palacio"
(Sal. 144:12). Las guedejas oscuras de su cabello estaban siempre adornadas con perlas. Era ataviada con todas las piedras preciosas y las joyas la familia había heredado de sus generaciones pasadas. Las que muy pobres para afrontar todo esto, pedían prestado lo que podías de sus amigas.
Las festividades matrimoniales y especialmente el vestido de novia, siempre serían recordados por ella. El profeta Jeremías hace una referencia a este pensamiento. "¿Olvidase la virgen de su atavío y la desposada de sus sartales
?"
(Jer. 2:32). El apóstol Juan vio a la nueva Jerusalén
"
dispuesta corno una novia ataviada para su ritual" (Apoc. 21:2).
La autoridad
Tal compensación sería la dote del matrimonio. No siempre se requería que la dote se pagara al contado; podía pagarse con servicios. Como Jacob no pudo pagar al contado, dijo: «Te serviré siete años por Raquel» (Génesis 29.18). L
as dos partes buscan un agente o representante para hablar por la dote que se pagará por la novia, el novio debe ir a la casa de la novia con su representante que debe ser alguien de la familia, antes de empezar se ofrece al novio o padre del mismo una taza de café pero este no la tomará hasta terminar la misión, luego de arreglar cuanto pagará por la dote, toman el café juntos como un sello del convenio en que han entrado. La dote se pagaba no solo al contado sino con servicios como Jacob, una parte de la dote también va a la novia en joyas, cofia, vestidos, monedas etc. También es común que los padres le den una dote a sus hijas aparte.
LOS DESPOSORIOS
Son más que una promesa, las promesas eran un acuerdo formal sin compromiso, de la cual se quebrantaban, pero el desposorio era un pacto, que se celebraba con una fiesta de ambas familias.
LA CEREMONIA DE DESPOSORIOS
Los desposorios se celebraban de la siguiente manera: Las familias del novio y de la novia se reunían con algunas otras que servían de testigos. El joven daba a la joven ya un anillo de oro o algún otro artículo de valor, o simplemente un documento en que le prometía casarse con ella. Entonces él le decía: "Veis por este anillo (o esta señal) que tú estás reservada para mí, de acuerdo con la ley de Moisés y de Israel".
Diferencia entre los desposorios y el matrimonio mismo
.
Los desposorios no eran lo mismo que el matrimonio. Por lo menos pasaba un año entre uno y otro. Estos dos eventos no deben confundirse. La ley dice: "¿Y quien se ha desposado con mujer y no la ha tomado?" (Deut. 20:7). Estos dos eventos se diferencian: desposar a una esposa, y tomarla, es decir, en matrimonio efectivo. Era durante este período de un año, entre el desposorio y el matrimonio, que María se halló haber concebido un hijo por el Espíritu Santo (Mat. 1:18).
No solo es así sino que la mujer tiene gran influencia sobre el hombre del bien y del mal, y el muestra respeto hacia ella en esto. La posición de la madre con los hijos es casi la misma que la del padre, debe ser honrada, aunque se considera que cumplen mal sus obligaciones, pero les tenían un gran respeto. La posición de las mujeres palestina es superior a las mujeres paganas.
Costumbres matrimoniales
Los vestidos del novio y la novia
El novio se vestía de rey, si era rico se ponía una corona de oro y si no una de flores naturales, sus vestidos eran perfumados con incienso y mirra, su cinto de seda de colores brillantes.
La novia era mucho más costosa, se ponía todo el esfuerzo para que su rostro estuviera brillante y lustroso como el mármol, sus cabellos estaban adornados con oro y perlas, era arreglada con todas las piedras preciosas y las joyas que la familia había heredado de sus generaciones pasadas. Las que eran pobres pedían prestado a sus amigas.
La procesión matrimonial
La fiesta matrimonial
A cada invitado que asiste a una fiesta de bodas se le exige usar vestido de bodas (Mat. 22:12). El banquete de bodas es presidido por el maestresala (Jn. 2:8, 9). Es su obligación tener cuidado de los preparativos, y durante la fiesta, él anda en derredor y entre invitados, para ver qué les hace falta. El da orden a los sirvientes para que lleven al cabo todos los detalles necesarios. La expresión "hijos de la cámara nupcial
"
(Mat. 9:15), usada por Jesús (véase texto griego) simplemente quería decir los invitados al matrimonio. El maestresala de la fiesta daba gracias en la comida y pronunciaba la bendición en los momentos señalados. También bendecía el vino. Era costumbre decir enigmas en tales fiestas como lo hizo Sansón en su casamiento (Jue. 14:12-18). Durante la comida prevalecía jovialidad, y se esperaba que los invitados exaltaran a la novia.
No había ceremonia religiosa en la fiesta. En lugar de ella es han las bendiciones de los parientes y amigos. La bendición de agentes de los arreglos de la boda de Ruth y Booz es un buen eje pío de lo que debe incluirse en tal bendición (Ruth 4:11). Esto corresponde a los buenos deseos de los invitados a los matrimonios occidentales. Después que terminaba la fiesta del matrimonio, el esposo era escoltado por sus amigos al apartamento a donde su esposa había sido conducida previamente. Las festividades matrimoniales con parientes y amigos duraban toda una semana (cf. Jue. 14:17), pero el número completo de días de lo que se llamaba días del "matrimonio" eran treinta.
La posición de la madre en el hogar:
La posición de la madre está sujeta al esposo en las tareas del hogar, nunca son estimadas o tratadas igual que los hombres, nunca comen con ellos, al esposo y los hermanos se les sirve primero, y la madre y las hermanas esperan para tomar lo que queda, en un paseo la mujer nunca va al lado del hombre, sino que lo sigue a una distancia, es estrechamente vigilada con celo.
No solo es así sino que la mujer tiene gran influencia sobre el hombre del bien y del mal, y el muestra respeto hacia ella en esto. La posición de la madre con los hijos es casi la misma que la del padre, debe ser honrada, aunque se considera que cumplen mal sus obligaciones, pero les tenían un gran respeto. La posición de las mujeres hebreas es superior a las mujeres paganas.
EL ARRIBO A LA CASA DEL NOVIO
EL momento más importante de todas las festividades matrimoniales, es aquel en que la novia entra en su nuevo hogar. Y como el novio y la novia generalmente usan coronas, el salmista debe haber captado este momento importante en el matrimonio del rey:
"
Con vestidos bordados será llevada al rey; vírgenes en pos de ella: sus compañeras serán traídas a ti. Serán traídas con alegría y gozo: entrarán en el palacio del rey"
(Sal. 45:14, 15).
Después de haber llegado a la casa del novio, algunas de las
mujeres más ancianas toman la tarea de arreglarle el cabello a la novia. Sus guedejas flotantes quedaron escondidas bajo el grueso velo. Desde este momento en adelante, la costumbre dicta que su cara no sea revelada en público. Se le conduce a su lugar bajo el dosel, que está localizado o sea en el interior de la casa o si el tiempo lo permite, al aire libre. Su lugar esta al lado de su esposo, donde ambos escucharán nuevas bendiciones dadas por uno de los de sus padres, o por alguna persona importante que esté presente. En las bodas de Caná de Galilea, Jesús fue el invitado mas prominente que estuvo presente, y sin duda que a El se le pidió que pronunciara la bendición sobre los recién casados. (Jn. 2:1.11).
Jesus y las mujeres
En medio de una sociedad patriarcalista, Jesús haciendo alusión a los relatos de la creación introduce un cambio fundamental de mentalidad y actitud con respecto a la mujer; le devuelve su lugar original, es decir, en igualdad de dignidad de naturaleza y derechos con respecto al varón.
Él se relaciona libremente con varias mujeres, haciendo caso omiso a las prescripciones sociales que segregaban a la mujer, las trata con naturalidad, conversa abiertamente con ellas, y siente un afecto especial por ellas, acepta sus gestos femeninos de afecto y fidelidad, se asocia con ellas y las admite en la comunidad de sus discípulos, permitiendo que lo acompañen en sus viajes y que sean sus discípulos.
Hay una parte que han tratado de explicar muchísimas veces los sacerdotes y es el pasaje del nuevo testamento donde parece ser que Jesús amonesta a su madre por su llegada tarde a la sinagoga, aparentemente se hecho ver a un Jesús con poca o ninguna paciencia hacia sus padres y que el podría ser desconsiderado con las mujeres acerca de sus asuntos y dejaría la gran duda de si Jesús era tan perfecto en todas las cosas humanas como lo era en todas las cosas divinas; o simplemente es una petición de llegada temprano al discipulado por ser María parte de su grupo.
Este comportamiento revolucionario de Jesús es considerado por sus mismos discípulos algo sorprendente y genera muchas reacciones de parte de sus adversarios. Sin embargo, los evangelios presentan a las mujeres vistas como pecadoras y como beneficiarias privilegiadas de varios milagros.
En el Evangelio de San Lucas, encontramos a Jesús en ruta a casa de Jairo, un líder de la sinagoga, quien le había pedido sanara a su hija única, que estaba muriendo. Por el camino, mientras la gente lo apretaba hasta casi ahogarlo, “una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años... se acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y, al punto, se le paró el flujo de sangre. Jesús dijo: ‘¿Quién me ha tocado?’ Como todos lo negaban, dijo Pedro: ‘Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.’ Pero Jesús dijo: ‘Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí.’ Viéndose descubierta, la mujer se acercó temblorosa y, postrándose ante Él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada. Él le dijo: ‘Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz’”.
Nos resulta difícil entender toda la riqueza de esta historia si desconocemos las leyes judías de la época. De acuerdo al libro de Levítico, en el Antiguo Testamento, la mujer en menstruación era considerada impura, así como también sería impuro todo aquel que la tocara. Si la mujer tenía el flujo de sangre fuera del tiempo de su periodo normal, permanecería impura mientras esta condición durara. Esto quiere decir que la mujer que se acercó a Jesús había sido considerada legalmente “impura” durante doce años, y cualquier hombre que tuviera contacto con ella, o que tocara su cama o algún mueble en que ella se hubiera sentado, quedaría impuro también. Esta es una de las razones por las que esta pobre mujer quería tan sólo “tocar” el manto de Jesús, y no su persona, y también el motivo de que se acercara a Jesús “temblorosa” cuando se vio descubierta. Tocar a un hombre sin que él lo supiera y contagiarle su “impureza” habría merecido un severo castigo. Jesús la sana, pero no solamente del flujo de sangre, sino del lastre que llevaba encima por ser considerada impura e intocable. El hecho de que Jesús insistiera en descubrir públicamente a la persona que le había tocado, lo muestra como liberador de las mujeres, sometidas a las limitaciones que la tradición de la época imponía sobre ellas.
Jesus y la samaritana:
La bien conocida historia del encuentro de Jesús con la mujer samaritana, en el pozo de Jacob, es otro ejemplo que destaca la aceptación de Jesús por las mujeres. En esta ocasión, Jesús pasa por Samaria, se sienta junto al pozo de Jacob, habla con una mujer samaritana y le pide de beber. Podemos decir que existía una gran tensión y hasta odio entre judíos y samaritanos; y que en la historia, Jesús trata de destacar que Él es más grande que Jacob, pues el agua viva brota de él y no del pozo tan venerado por los samaritanos. En relación con las mujeres, quiero destacar que este Evangelio, escrito en los años 90-100 de nuestra era, nos presenta una mujer samaritana pecadora conocida en el pueblo, que iba al pozo al mediodía, cuando hacía más calor, para no tener que enfrentar los chismes y las burlas del pueblo. Ella se convierte, al conocer a Jesús, en una de las primeras evangelizadoras. El Evangelio nos narra que “muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Jesús por las palabras de la mujer. Una mujer no judía, pecadora, se convierte en una proclamadora creíble de la Buena Noticia y muchos hombres creen gracias al poder de su testimonio.
No es extraño que esta mujer se convierta en una de las seguidoras más fervientes de Jesús. Lo que sí sorprende es que el Evangelio la presente como una discípula y nos deje la historia, para que entendamos hasta qué punto Jesús dio su verdadero valor a la mujer de su tiempo.
En otros pasajes bíblicos, encontramos a Jesús como amigo íntimo de Lázaro y de sus dos hermanas, Marta y María; lo vemos permitiendo que una mujer, pecadora pública, lave sus pies con sus lágrimas, los seque con su pelo y los unja con perfume. Ante la crítica y la incredulidad de los que le observaban, Jesús permitió que varias mujeres lo siguieran y lo sirvieran a Él y a los apóstoles.
Hay que
recordar que cuando “la Palabra se hizo carne”, lo hizo en el vientre de una mujer. Que cuando Jesús se perdió en el Templo a los doce años, fue una mujer, su madre, quien lo llevó de nuevo a la casa para que allí siguiera creciendo en edad y en sabiduría. Fue de nuevo una mujer, su madre, quien le invitó a hacer su primer milagro, de acuerdo al Evangelio de Juan, en Caná de Galilea. Fueron las mujeres las que se quedaron con Él al pie de la cruz, y las que fueron testigos principales de su resurrección.
Pudiéramos escribir muchas cosas sobre este tema. Sin embargo, lo más importante no es la veracidad histórica de cada uno de estos detalles, sino el hecho de que bajo la acción del Espíritu Santo, estas historias hayan sido preservadas como parte de la Sagrada Escritura de los cristianos desde el siglo I. Tenemos que recordar que escribir estas historias, que daban tanto valor a las mujeres, no era “políticamente correcto” de acuerdo a los esquemas de la época. Jesús liberó a las mujeres con sus palabras y acciones, pero la Iglesia primitiva también se liberó al transmitir este mensaje.
¿Qué podemos deducir de todo esto? Ante la radicalidad y profundidad de estas historias, me parece limitado dedicar tiempo, como han hecho algunos escritores y directores de cine, a especular sobre si Jesús tuvo o no relaciones íntimas con una mujer. Creo que esto refleja la superficialidad de los autores y disipa la magnitud del verdadero escándalo de las relaciones de Jesús con las mujeres: escándalo religioso, político, social y económico.
Un punto de partida para realizar una interpretación de los textos bíblicos desde la perspectiva femenina es la actitud de Jesús que, en un medio patriarcal, propició la acción misionera de las mujeres al admitirlas en su comunidad de discípulos y hacerlas testigos privilegiados de su resurrección, que por muchos siglos fue silenciada. Según los evangelios, las mujeres asumieron la invitación de Jesús desafiando el sistema patriarcal vigente de la época: hablando a solas con el, tocando su cuerpo, dirigiéndose a el en público, interpelando su actuar etnocéntrico, siguiéndole y sirviéndole como discípulas. Ellas, desde la perspectiva del Evangelio, constituyen un eslabón para el reconocimiento de la participación fundamental de las mujeres en la acción misionera de la Iglesia.
La participación responsable y activa de las mujeres en los orígenes del cristianismo será otro punto de partida para esta relectura femenina eliminando la concepción de que la mujer fue un simple auxiliar en la tarea evangelizadora, cuando los datos bíblicos nos muestran la activa responsabilidad de ellas en la Iglesia
.
Este es el mensaje del Evangelio: Jesús, el Cristo, la Palabra hecha carne, habitó entre nosotros, y durante ese tiempo cambió uno de los esquemas más implacables de la época. Con sus palabras y obras, retó a sus contemporáneos a aceptar la igualdad de la mujer como “imagen y semejanza” de Dios mismo, y nos dejó una medida para que los cristianos de hoy podamos evaluar la manera en que valoramos a la mujer en la sociedad, en la Iglesia, y en el mundo.
El liderazgo de la mujer palestina
Los exégetas(
Exégesis
(griego:guiar hacia afuera) es un concepto que involucra una interpretación crítica y completa de un texto, especialmente de la Sagrada Escritura) que defienden que la subordinación de la mujer fue establecida en la Creación, mantienen que las Escrituras enseñan que el gobierno, el liderazgo, la responsabilidad y la iniciativa recaen sobre los hombres y que la mujer debe seguir, obedecer y depender de él en sus decisiones y actuaciones para no caer en el error de Eva. Según estos exégetas, Eva fue engañada y en su decepción asumió el liderazgo sobre Adán. Tan catastrófico fue el efecto de ese acto que nunca más, por determinación divina, se le permitiría asumir ninguna posición de liderazgo sobre el hombre. Vayamos algo en las Escrituras del antiguo y nuevo testamento para verificar si esto es así.
El Antiguo Testamento muestra ejemplos de esposas que ejercieron el liderazgo en el gobierno de su familia. En el primer caso, vemos nada menos que a Dios diciéndole a Abraham que, en contra de lo que era su opinión, hiciera caso de lo que Sara le decía en cuanto a su hijo Ismael.
Otro ejemplo lo tenemos en el caso de los padres de Sansón. Cuando el Ángel del Señor se aparece para anunciar el nacimiento de un niño que liberará al pueblo de Israel, no lo hace al padre, sino a la madre. ¿Por qué Dios no transmitió un mensaje tan importante al que se suponía que era el líder espiritual de la familia? A lo largo del diálogo se aprecia que Manoa era el menos preparado de los dos, tanto a nivel de conocimiento, como de madurez espiritual y es por eso que Dios se dirige a ella, que es la mejor preparada para asumir dicho mensaje.
Encontramos también el caso de una mujer que se negó a aceptar la decisión de su marido y tomó otra opuesta a la de él, con la bendición de Dios. Se trata de Abigail. En el relato no se presenta como algo reprobable la actuación de Abigail, contraviniendo las órdenes de su marido. Por el contrario, David vio en ello la mano de Dios.
Un dato que llama mucho la atención son los encuentros de diálogo teológico que Jesús establecía con las mujeres, que se caracterizaban por una reciprocidad, de intercambio y de entrega del mensaje de la Buena Nueva, antes que de enfrentamiento o controversia como ocurría con los fariseos, saduceos o de reprensión con los mismos discípulos.
Este es el mensaje del Evangelio: Jesús, el Cristo, la Palabra hecha carne, habitó entre nosotros, y durante ese tiempo cambió uno de los esquemas más implacables de la época. Con sus palabras y obras, retó a sus contemporáneos a aceptar la igualdad de la mujer como “imagen y semejanza” de Dios mismo, y nos dejó una medida para que los cristianos de hoy podamos evaluar la manera en que valoramos a la mujer en la sociedad, en la Iglesia, y en el mundo.
Estos ejemplos arrojan serias dudas sobre la teoría de que la mujer no puede asumir el liderazgo, por imperativo divino. En las Escrituras no encontramos la desaprobación de Dios, ni su condena, a la actuación de mujeres que ejercieron posiciones de liderazgo, ya fuera en la familia, en la vida civil o en la esfera religiosa.
Pasemos ahora al Nuevo Testamento, donde una lectura es en muchos casos incorrecta y ha dejado en el anonimato a muchas mujeres que ejercieron labores de liderazgo.
Uno de los ejemplos más llamativos quizá sea el de Junia, a quien Pablo menciona en Romanos 16:7, donde la saluda junto a Andrónico, diciendo que "son muy estimados entre los apóstoles". A lo largo de los siglos se ha pretendido convertir a Junia en varón, por considerar que una persona que hubiera ejercido tal autoridad en la iglesia primitiva no podía ser mujer. Sin embargo, tanto Orígenes, que vivió al final del siglo II, como Jerónimo y Juan Crisóstomo, que vivieron en el siglo IV, en sus comentarios la consideran como una mujer. El primer comentarista que la consideró como hombre fue Aegidus de Roma, hacia finales del siglo XIII.
Por otra parte, Junia es un nombre latino de mujer, por lo que aquellos que la convirtieron en hombre le añadieron una "s" al final y concluyeron que era un diminutivo de Junianus. El único problema es que en latín los diminutivos se hacen alargando el nombre y no reduciéndolo. Además, si tal fuera el caso, se encontrarían en fuentes extra bíblicas varones con este nombre, cosa que no ocurre. Lo que sí se encuentran son casos de mujeres que llevaban el nombre de Junia.
Afortunadamente, en la actualidad son pocos los exégetas que siguen manteniendo que Junia fuera un hombre, aunque la mayoría de ellos no llegan a asumir las implicaciones practicas que tal afirmación tiene, por ejemplo, en el tema del liderazgo de la mujer en la iglesia, convirtiendo tal descubrimiento en un puro ejercicio de erudición bíblica, en vez de aceptar esa realidad pasada como cuestionadora de la realidad presente.
Como conclusión:
Tenemos que recordar que escribir estas historias, que daban tanto valor a las mujeres, no era “políticamente correcto” de acuerdo a los esquemas de la época. Jesús liberó a las mujeres con sus palabras y acciones, pero la Iglesia primitiva también se liberó al transmitir este mensaje.
¿Qué podemos deducir de todo esto? Ante la radicalidad y profundidad de estas historias, de que muchos han especulado sobre si Jesús tuvo o no relaciones íntimas con una mujer, esto simplemente es un reflejo de la superficialidad de los autores y en ningún momento revelan la verdadera relación de Jesús-mujer y crean una gran escándalo de las relaciones de Jesús con las mujeres: escándalo religioso, político, social y económico.
La mujer
Su salvación - Relación con Jesús
En tiempos de Jesús se enseñaba que las mujeres no tenían salvación de Dios por
derecho propio. Sólo había esperanza para ella por medio de un piadoso judío
varón. "La mujer no podía acceder a Dios por sus méritos, sino solamente por los de su
marido". Por ejemplo, en el desprecio a las prostitutas hay un elemento propio del concepto desalvación. Eran despreciadas porque no estaban bajo el amparo de un varón, y porque no
tenían ninguna opción de salvación.
En igual situación estaban las viudas, aunque con un enfoque ligeramente distinto, que tenía que ver en alto grado con la edad, por un lado, y con la posición social del marido difunto.
De allí el escándalo que les causaba Jesús, que solía relacionarse con mujeres despreciadas y
no sólo las trataba con amabilidad en público, sino también les enseñaba, cosa que no sólo
aparecía como una pérdida de tiempo sino también como un desafío a la costumbre imperante
Sneider, termino de leer parte de lo que llevas escrito en:
La mujer palestina en
tiempos de Jesús.
Me alegra que haya al guíen más, que escriba sobre estos temas. Así podremos intercambiar conocimientos y aprender más entre todos.
Estoy de acuerdo en la inmensa mayoría de lo que esta escrito, por cierto, con un estilo muy ameno claro y concreto. Pero hay dos cosas concretas, con las que no estoy de acuerdo, y sin duda, son debidas a que han sido sacadas de algún libro o texto americano, que ha intentado acercar la forma de vivir actualmente de occidente con la de Palestina, en aquellos tiempos y a incurrido en anacronismos. Concretamente me estoy refiriendo al de
tomar café
y al de las
espigas de maíz
(que por cierto, el maíz no nace en espigas, sino en mazorcas).
Así textualmente se puede leer:
Sneider, espero seguirte leyendo.
Recibe un fuerte abrazo" Tu fe te ha salvado. Vete en paz» (Lc 7,50). Todo el sentido de la relación de Jesús con la mujer se condensa en esta afirmación que Lucas pone en su boca. La fe aparece aquí en relación con el amor y el perdón de los pecados, como una confirmación de que la fe implica una actitud de conversión con respecto a la oferta de salvación que Jesús le ofrece. La mujer, conocida en la ciudad como pecadora, sabe de la presencia de Jesús en la casa del fariseo y acepta mediante la fe la oferta de salvación que supone para ella "
Me encanta el tema, por favor sigue contándonos tan maravillosamente , lo mal que Vivian las mujeres palestinas (y las no palestinas) en tiempos de Jesús. La verdad es que cuando se lee lo mal que lo debían pasar nuestras antepasadas, te alegras de ser mujer del siglo XX y XXI
La mujer que unge a Jesús:
El evangelio de Marcos inicia la pasión y resurrección de Jesús con seis escenas importantes, de las cuales tienen muy marcado realce la traición de Judas y la negación de Pedro, opacando la unción hecha por una mujer anónima en Betania. Según Schüssler Fiorenza causa asombro que el nombre de quién traicionó a Jesús sea conocido mientras que eI nombre de la fiel discípula se haya olvidado. Es probable que la razón estribe en que era mujer.
Jesús está de visita en la casa de Simón, el leproso. Según la tradición se recibía a un invitado con algunos honores característicos del sentido hospitalario israelita, más a Jesús como invitado nadie de la casa ni el mismo Simón, le hizo los honores que eran comunes en esa época.
Una mujer irrumpe en un lugar reservado sólo para varones y va mucho más allá al tocar a un varón en público. Entra a la casa sin ser invitada, guiada e impulsada por su fe, desafiando las estructuras sociales y religiosas milenarias. Valientemente y sin necesidad de palabras ni discursos se arriesga, ungiendo el cuerpo de Jesús sin importarle la reacción de los demás, ni sus críticas murmuraciones negativas; ni considera las consecuencias futuras y censuras que tendría de la sociedad patriarcal de la época.
En medio de la opresión existente, la actuación de esta mujer es un sigilo impetuoso, que abre los ojos a todos los presentes, provoca y reta a tener una participación activa, e impulsa con su actuar al nacimiento de una nueva conciencia ante los hechos que vendrán después.
La mujer despojándose de sus bienes materiales compró perfume puro de nardo de mucho precio. Lo más probable es que la mujer hubiese vendido todo lo quo tenía para poder adquirirlo. Irónicamente los varones presentes sólo dan al acto un valor económico colocándose una falsa máscara de caridad, pensando en lo que se hubiese podido adquirir con este monto para dárselos a los pobres: "¿Para qué este despilfarro de perfume? Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios y habérselos dado a los pobres. Y refunfuñaban contra ella.
Jesús frente a las críticas que se dirigen hacia la mujer, hace ver a sus seguidores el valor profético de aquel acto como signo de una dimensión profética. Los profetas ungían a los reyes de Israel, simbolizando la consagración con el aceite de reconocimiento mesiánico. Como en otras oportunidades, Jesús da a la mujer su lugar de persona y se da cuenta de que ella es la única que ha entendido que lo juzgarán en las próximas horas y que ella realiza una acción profética al ungirlo. Él defiende y acepta la presencia femenina profética, diciendo: "Dejadla, ¿por qué la molestáis? Ha hecho conmigo una obra buena en mí.
Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.
Además de poner manifiesto el anuncio universal de la buena noticia, Jesús indica que donde se anuncie el evangelio la acción de la mujer será recordada en su memoria.
No era Prostituta
En el mundo del arte y la hagiografía Cristiana, María ha sido increíblemente idealizada románticamente, simbolizada, y mistificada. Algunas de las pinturas históricas, son casi pornografía beata, presentándola como un epítome de sensualidad y espiritualidad. El efecto neto ha sido reforzar la desafortunada noción de que la sexualidad, especialmente la femenina, es algo vergonzoso, pecador y digno de arrepentimiento. El relato bíblico real de María Magdalena pinta un retrato muy diferente al de la reformada prostituta con los pechos desnudos del arte Renacentista.
La Primera Testigo de la Resurrección
En los Evangelios Sinópticos también se compara el abandono de Jesús por los discípulos con la fortaleza fiel de las discípulas, quienes, guiadas por María lo acompañan en esta muerte tan vergonzosa y agonizante. Algunos han atribuido la fidelidad de estas mujeres al hecho de que corrían menos riesgo de ser crucificadas. Sin embargo los eruditos bíblicos demuestran que los romanos crucificaron a mujeres e incluso a niños en su brutal y, tal como llegó a resultar, inútil intento de desanimar la insurrección.
Los eruditos consideran que el mensaje de la Resurrección encomendado primero a la mujer según el evangelio, es una de las pruebas más grandes de la historicidad del relato de la Resurrección. De acuerdo a la ley Judía, el testimonio de la mujer no se reconocía. Si los relatos sobre la Resurrección de Jesús fueran fabricados, nunca se hubiera incluido a la mujer como testigo. El nombre de María Magdalena aparece en los cuatro Evangelios como encabezando el grupo que descubrió la tumba vacía. Sin embargo, la identidad de las mujeres que la acompañaron varía de evangelio a evangelio. En San Mateo, Marcos y Lucas aparece María, la madre de Jaime y José. No obstante, San Marcos incluye a Salomé, mientras que San Lucas añade a Juana pero no a Salomé.
El evangelio de San Juan nombra solamente a María Magdalena como la primera en descubrir la tumba vacía. El autor San Juanista reporta que corrió a contarle a Pedro y a los demás quienes verificaron que efectivamente la tumba estaba vacía, y salieron. María se quedó, llorando, y recibe la primera aparición de Jesús resucitado. Algunos eruditos creen que solamente María Magdalena descubrió la tumba vacía. Dicen que el relato de San Juan, a pesar de que fue escrito después de los sinópticos, es actualmente uno de los primeros textos históricos.
Los cuatro evangelios fueron escritos para cuatro comunidades Cristianas dispares en un período de treinta a cuarenta años. El que se nombre a María Magdalena idénticamente en todos indica que fue reconocida por todos como la principal testigo de la Resurrección.
El Evangelio de San Juan también muestra al Cristo Resucitado enviando a María Magdalena a anunciar la Buena Nueva de su Resurrección a los otros discípulos. Esto hizo que los Padres de la Iglesia la nombraran "el apóstol de los apóstoles." Los primeros escritos Cristianos sobre este tema, describen a comunidades de fe completas desarrollándose en el ministerio de María. Los eruditos creen que esto indica que era una líder mujer muy conocida a principios de la Cristiandad.
¿Qué Sucedió?
Otra mala interpretación muchas veces es tratar de identificar a María Magdalena en los siglos IV y V como la "pecadora que amó mucho" como aparece en San Lucas 7:36-50. Esta mujer "de mala vida que vivía en el mismo pueblo" baña los pies de Jesús con sus lágrimas, los seca con su cabello, y derramó sobre ellos un perfume caro. Jesús alaba su gran amor y utiliza la ocasión para enseñarle a su anfitrión Simeón la naturaleza del perdón. Simeón nota que Jesús no sabía quién era la mujer.
La historia del discípulo galileo (San Lucas 8:1-3) aparece inmediatamente después de este recuadro, por lo que algunos la han asociado equivocadamente con María, "de la que habían salido siete demonios" con la mujer arrepentida. Sin embargo algunos estudiosos bíblicos consideran que es poco probable de que se nombre a Magdalena en San Lucas 8:1-3 y que sin embargo no se identifique en el texto anterior.
Mujeres Líderes Oprimidas
Durante esta misma etapa vemos la memoria de María Magdalena cambiar de una discípula fuerte y proclamadora de la Resurrección a una prostituta y pecadora pública arrepentida. Algunos eruditos hipotéticamente dicen que eso se hizo para minimizar la poderosa función de liderazgo de la mujer en los Evangelios, y de esta forma desanimar el liderazgo femenino de la Iglesia en los Siglos III y IV. La identificación final de María como una pecadora reformada públicamente logró una postura oficial en las homilías del Papa Gregorio el Grande (540-604).
La identificación de Gregorio hacia María como una pecadora sexual arrepentida apelaba a la imaginación popular y estaba orientada a reconstruir su historia en las Escrituras. Con el tiempo fue borrándose el recuerdo de muchas mujeres amigas de Jesús. El dulce ungimiento de María de Betani antes de la pasión de Jesús estuvo unida al de la mujer "de mala reputación" cuyas lágrimas bañaron y ungieron los pies de Jesús en la casa de Simeón. Los textos de ungimiento se unieron en uno genérico de la mujer pecadora, "Magdalena." De ahí en adelante, María Magdalena no se llegó a conocer en la historia como una mujer líder fuerte que amó a Jesús durante una muerte aterradora, que fue la primera testigo de su Resurrección y que proclamó al Salvador Resucitado en las primeras iglesias, sino como una mujer sensual que necesitaba arrepentirse y que vivía escondida (y se esperaba que también de silencio) en penitencia.
Agradecidamente, los eruditos del siglo XX han restaurado el testimonio que nos dio una mujer fuerte que fue María Magdalena. Se espera que dos mil años de malas interpretaciones sean restituidos. María Magdalena nuevamente vuelva a convertirse en el modelo ejemplar para las discípulas del siglo XI que fue para aquellos quienes dieron testimonio al Cristo Resucitado en los orígenes de la Cristiandad.
De ahí salió esta mentira que corrió entre los judíos y que perdura hasta hoy.
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