Buenas tardes Hernan, te adjunto un corta y pega de un articulo de 2016 sobre las dudas que plantes... nos sirve a todos para ilustrarnos al respecto....
Granada, tierra de artesanos del belén
La capital conserva talleres con antecedentes en 1805 y es el origen de las llamadas 'figuras de Alborox'. El taller de Jiménez-Mariscal mantiene la tradición de las figuras cocidas a partir del barro que se recogía en el río Beiro
La alfarería granadina ha sido uno de los buques insignia de los oficios artesanos. Con diversas derivaciones, más o menos utilitarias, que incluyen desde la cerámica de Fajalauza hasta las jarras accitanas, pasando por cántaros y lebrillos, forman parte de nuestra vida diaria. De esa misma tradición de trabajo callado, bien hecho, pero en este caso con una sólida base histórico-artística, beben las fuentes del arte de creación de figuras belenísticas. Un arte del que se tiene noticia desde principios del siglo XIX. Nombres como Sotomayor o Román, a la postre origen de una saga de artesanos cuyo trabajo se extiende hasta nuestros días, constituyen su génesis.
«El barro del río Beiro daba carta de naturaleza a estas figuras», comenta Jesús Jiménez Gómez, hijo de José Jiménez Mariscal, que hoy mantiene con sus hijos Ernesto y Héctor Jiménez Jurado el taller que lleva el nombre de su padre y abuelo, respectivamente. Esta familia es la heredera por línea sanguínea de Antonio Jiménez Rada, el artesano que murió en 1949, el mismo año en que nació su nieto. Las figuras de Rada, o de Rada e Hijos, constituyen, a día de hoy, la más alta expresión del arte de fabricación de figuras belenísticas granadinas en formato 'grande', ya que el otro gran hallazgo belenístico granadino son las figura de Alborox, que precisan de referencia aparte.
Aunque es indudable la influencia de la escuela barroca en la conformación de las figuras de belén en nuestra tierra, Jesús Jiménez mantiene que «la referencia fundamental de nuestro arte es Salzillo. Antes de que se prostituyera con producción en masa, la escuela de Salzillo marcó una época». Hoy por hoy, el precio de una figura original de Rada, de tamaño no muy grande, ronda los 200 euros.
Desde el número 6 de la calle Gracia, curiosamente la misma donde se ubica hoy la Escuela de Artes y Oficios, Román construyó una sólida reputación que creció paralela a la de otro gran artesano de la época, Miguel Martín Torres, que tenía su taller en la Carrera del Darro, según recuerda el maestro.
Con el tiempo existirían, pues, dos vertientes en la producción de figuras de belén artesano en Granada. Una de ellas, como hemos comentado, heredera de una tradición conectada con el arte barroco, sin ser, como se ha dicho en algunas ocasiones, de influencia napolitana. «Nuestra línea de trabajo es propia», afirma Jesús Jiménez. «Las figuras napolitanas van vestidas con telas, las nuestras no».
Paralelamente, se aprecia la existencia de artesanos «como cierto enfermero del Hospital Militar, que realizaba figuras de pequeño tamaño y gran maestría, algunas de las cuales pueden observarse hoy en el museo Casa de los Tiros», recuerda el maestro. Una tradición artesanal a pequeña escala que han continuado discípulos de estos grandes maestros, como Manuel Collado García y José Lozano Gómez, discípulos de Jiménez Mariscal, el segundo de los cuales abandonó el taller tras ingresar en la plantilla de la Diputación Provincial, pero que continuó esculpiendo figuras por afición.
Aún hoy, tal y como afirma Ernesto Jiménez, siguen llegando al taller de Jiménez Mariscal con cierta periodicidad figuras para ser restauradas. Durante nuestra visita, pudimos apreciar una pastora original de Rada e Hijos, a la que faltaba un brazo desde el codo, enviada al taller de Jiménez Mariscal para su restauración por parte de los maestros, y que había sido obtenida en una subasta, a pesar de esas taras, con un precio superior a los 100 euros.
Pero no solo llegan piezas pequeñas, ya que en fecha reciente también se ha repasado un belén en el que había incluso elefantes de tamaño considerable entre sus elementos. «Figuras como estas se solían hacer por encargo de familias de la alta burguesía, tanto de Granada como de fuera, y constituyen un testimonio claro de la importancia que un elemento de decoración efímero en el tiempo de su exposición, cual son los belenes, han tenido como ornato de las viviendas en estas fechas», señala Ernesto.
Sello propio
¿Cuáles son las señas de identidad propias del belén granadino? En primer lugar, se huye del belén 'a la hebrea', una tendencia que se ha acabado imponiendo en otras comunidades autónomas que ahora son punteras en la fabricación de figuras, sobre todo en lo que se refiere a la cantidad de unidades que cada año se ponen en el mercado. La imaginería es propia, y los tipos populares y los escorzos tienen una importancia capital.
La segunda característica es la introducción de elementos de vestuario propios, como la 'zalea' o azalea, ese recubrimiento para protegerse del frío que portan los pastores, y que solía estar hecho con la piel de las ovejas, a las que se dejaba la lana en el exterior. Pudimos observar este elemento en el taller de Jiménez Mariscal en figuras realizadas en torno a 1930, aunque su inclusión, según comentan los artesanos del taller, es anterior. Son sólo dos muestras que dejan bien a las claras la idiosincrasia propia del arte de figuras de belén local, y que, tal y como recuerda Ernesto Jiménez, «llama poderosamente la atención de quienes acuden a los expositores que cada año llevamos a ciudades como Madrid, Sevilla, Zaragoza o Valencia».
La continuidad generacional está asegurada en el caso de Jiménez Gómez con sus dos hijos, aunque el maestro, sentado en el banco con su inseparable fila de colillas al lado -costumbre heredada de su padre-, asegura que «los oficios artesanos se están perdiendo. Llevamos un siglo de retraso con Europa en este aspecto».
Los artistas de belén granadino han sufrido la crisis, de forma especialmente acusada teniendo en cuenta que este es un producto ciertamente suntuario, si se compra una pieza de buena calidad. Pero han sabido capear el temporal, y hoy, Jesús Jiménez dice con legítimo orgullo que «llevo más de medio siglo viviendo de esto, y no debemos hacerlo tan mal cuando los encargos siguen llegando».
De momento esto es todo. Pero tengo un pdf , que ahora no encuentro, que ofrecía más aspectos sobre los artesanos granadinos. Cuando me aparezca ya lo remitiré.