Adjunto el artículo publicado en Belén. Publicación de la Asociación de Belenistas de Madrid, Núm. 31, (2012), acerca de la obra de Rada e hijo:
PATRIMONIO ARTÍSTICO DE LA ASOCIACIÓN DE BELENISTAS DE MADRID: RADA E HIJO.
¡Bendito anacronismo, más lleno de poesía
que el cuadro que se ajusta servil a la verdad!
En Andalucía, en la casa del pobre, como en el palacio del poderoso, se alzaba el Nacimiento, y ante el toda la familia se reunía, y viejos y jóvenes, señores y criados conmemoraban la gran fiesta de la Cristiandad . Ya a mediados del siglo XIX, desde principios de Diciembre, podrá notar el viajero los síntomas nada inequívocos, que hacen presentir la viva impaciencia con que todos aguardan el suspirado plazo de Navidad á Reyes, para entregarse cada familia al grato solaz que sus recursos y posición permiten. Las plazas de Granada, de Málaga y de otras ciudades, se ven cubiertas de frutos y comestibles de mil diversas clases, mezclados con los paisages y materiales de sus nacimientos, el inmenso almacen de empavesadas zambombas y rabeles, y el preciso cortejo de pastores, ángeles, y Reyes de la misma traza y hechura, que los personages del retablo de Maese Pedro. Algunas de estas graciosas figurillas están, sin embargo, razonablemente ejecutadas, y se venden con estima en la Corte, en donde aprecian las obras de Leon y de Marin, artistas que se han distinguido muy particularmente en el género menudo de que hablamos, amen de tal cual impropiedad en los trajes, digna de indulgencia, si atendemos al corto precio que por ellas llevan, y á trueco de que nos retraten al vivo, bajo el hábito de pastores, á los actuales habitantes de las sierras de la Alpujarra y de las costas de Málaga, cuya sola presencia despide (permitásenos la espresion) un olor á morisco que trasciende .
Figuras que llegada la Navidad a Granada, se podían comprar en las casillas de los nacimientos de la tradicional feria de pastores del embovedado del Genil , donde se encontraban interesantes granadas con el Misterio e infinidad de figuras, de las cuales unas gastan pellica y ancho sombrero, otras capa y calañez, otras coleto y montera, algunas que aparecen representar segadores de Levante, otras, valencianos con rojo pañuelo a la cabeza, pasiegas con el cuévano a la espalda, viejas en actitud poco decorosa, arzobispos, curas, sacristanes y santos de todos tamaños y condiciones .
Es en este contexto y circunstancias en el que hay que presentar a Rada e hijo, creadores de barros costumbristas y para el Nacimiento, de los que la Asociación de Belenistas de Madrid (ABM) posee un nutrido e interesante conjunto de figuras. Pero antes de entrar en el análisis de su producción, conviene recordar que la tradición barrista granadina es muy antigua, arrancando a finales del siglo XVI . En el siglo XIX el Romanticismo, dio un gran impulso a la artesanía del barro , y con él llegó a Andalucía un gran número de turistas europeos, especialmente ingleses, cegados por un mito nacional torero y cañí que sólo pudieron disfrutar por medio del arte, al ser éste ficticio. Nació así un costumbrismo a medida del tópico y de la demanda comercial que despertaba, que encontró en las estampas, las pinturas sevillanas y las figuras de barro, tanto malagueñas como granadinas, sus más inequívocas manifestaciones. Barros que reproducían los tipos populares y escenas costumbristas, exaltando los valores folclóricos y tipistas que tenía España en el imaginario romántico europeo, confundiendo lo típico con el tópico , y que eran buscados por los turistas extranjeros como preciado objeto de coleccionismo o souvenir, aunque la burguesía española también gustaba de estos barros folclóricos, que adquiría para decorar sus hogares.
Los mismos talleres que manufacturaban los barros costumbristas destinados al turismo, dedicaban gran parte del año a la realización de figuras para los nacimientos, que eran producidas en grandes cantidades y que, en este caso, eran absorbidas en su mayor parte por el mercado nacional. Frente a la perfección y el empaque de los barros de costumbres, las figuras realizadas para los nacimientos, destinadas a un público mucho menos pudiente, estaban trabajadas con detalle y armonía, conjugando las formas delicadas y terminadas con la suavidad y riqueza colorista .
Entre los grandes barristas de la Granada decimonónica se encuentran Sotomayor, quien cultivó tanto las figuras costumbristas como los nacimientos, y Pérez Coma, creador de barros folclóricos. Quizás el más conocido de todos ellos sea José Román, hijo de Blas Román, quien trabajó en la calle Gracia , donde entró como aprendiz Antonio Jiménez Rada (1873-1949), al que traspasaría su casa y moldes, al no haber tenido hijos varones que continuasen su trabajo.
En líneas generales, se desconoce la obra de aprendizaje de Jiménez Rada en el taller de Román. En este artículo presentamos una de las primeras figuras belenistas conocidas de Jiménez Rada, una lavandera con un lebrillo de fajalauza, en la que es aún patente la perfección, estilización y delicadeza de los barros granadinos de costumbres, y que muestra en su base una etiqueta en la que aparece impreso “A. Jimenez Rada / Escultor / C.ª Genil, 53 - Granada”. Tras su formación junto a Román, trabajó algunos años en Granada, como además atestigua la etiqueta citada, trasladándose después a Sevilla. Fue a su regreso a Granada, cuando se estableció en la calle Gracia y estampilló ya la base de sus obras con el cuño “RADA / ESCULTOR / GRACIA, 6 / GRANADA”.
Su labor fue continuada por dos de sus hijos, José y Josefa Jiménez Mariscal, que nacidos en Sevilla, desarrollaron toda su obra en Granada. José Jiménez Mariscal trabajó con su padre hasta comienzos de los años cuarenta del siglo XX, estampillando sus obras con el texto “J. RADA E HIJO / ESCULTOR / GRACIA, 6 / GRANADA”. Finalmente se estableció por su cuenta en la calle Molinos, pasando luego por las del Águila y Solares. Fue maestro de barros en la Escuela Bermúdez de Castro, quedando marcada su impronta en la producción granadina posterior. Con él se asentaron gran parte de los modelos que hoy se fabrican, con una manera abocetada que se completa con unos acabados brillantes bajo pátina propios de esta escuela, falleciendo, activo aún, en 1995. Su hermana Josefa Jiménez Mariscal se hizo cargo del taller de Rada tras la separación de José, manteniendo la misma estampilla y moldes de su padre, quien dejó de trabajar a causa de una temprana demencia senil. Su taller fue el más activo de Granada hasta mediados de los años sesenta, fecha en que desapareció.
Es a Antonio Jiménez Rada y José Jiménez Mariscal, Rada e hijo, a los que se deben las figuras de la ABM que recogemos en este artículo y que, por lo tanto, deben fecharse en el segundo cuarto del siglo XX.
Aunque se ha afirmado que Rada no es artista cuya producción haya perdurado , continúa su labor Jesús Jiménez Gómez, hijo de José Jiménez, nacido en 1949, quién comenzó a trabajar con su padre con apenas trece años y se dedicó más adelante a la docencia, enseñando su trabajo a niños con deficiencias psíquicas. Su obra, muy distinta de la realizada anteriormente, al no utilizar los moldes del abuelo, que aún conserva, sigue representando una decidida apuesta por el Nacimiento Tradicional. Varias fueron las ubicaciones del taller familiar, como la calle Solares 23 o la cuesta del Pescado 11, llevando sus figuras la estampilla “JIMENEZ MARISCAL / GRANADA”. También fue maestro José Jiménez de su nieto, Héctor Jiménez Jurado, activo en el taller de su padre, Jesús Jiménez, en la calle Zafra 12, quienes siguen estampillando sus figuras con el sello “JIMENEZ MARISCAL / GRANADA”, a lo que se añade a mano “MARISCAL / E HIJO”.
De la obra de Rada se ha dicho, no sin razón, que adquieren un perfecto, bello y natural contorno, […] sin desprenderse en absoluto de las constantes del belenismo popular español . Y es que frente a la generalizada alteración actual de los modelos y actitudes tradicionales en los nacimientos, en Granada aún siguen respetándose las formas tradicionales que también, y ¡tan bien!, presentaban nuestras añoradas figuras de cacharrería murciana que tan denostadas fueron por sus supuestos anacronismos. Aún hoy, las figuras que salen del taller de Jesús Jiménez Gómez y Héctor Jiménez Jurado, Mariscal e hijo, son herederas directas de estas otras que se trabajaron en el siglo XIX.
Y puesto que el Nacimiento era, y es, aunque a menudo, con profundo pesar, ya no lo parezca, una manifestación de la presencia divina en la tierra, todo Nacimiento Tradicional coherente contenía referencias simbólicas al mundo celeste y a la divinidad, aunque con el tiempo esta visión fue perdiendo su significado, como ya hemos expuesto en números anteriores de Belén. Afortunadamente en Granada, la Virgen María y San José aún se encuentran, en el portal de Belén, arrodillados y orantes en adoración del Hijo de Dios hecho hombre. Eliminados también de la mayoría de los nacimientos los símbolos de divinidad de las sagradas personas, en Granada aún aparecen apoyadas sobre nubes a modo de peanas, incluso portando sus halos, coronas y potencias, y la cuna o pesebre no ha sido desprovista de la gloria divina con sus ráfagas .
Los nacimientos granadinos, y por lo tanto, las figuras creadas por Rada e hijo, se caracterizaron por integrar los más variados tipos populares y elementos estéticos con las escenas de la infancia de Jesús. Hay que recordar que en Granada la representación de la figura aislada, el pastor, el tipo pintoresco de la calle y del pueblo, adquirió un desarrollo superior al de otros centros artesanales, incorporando además a los temas populares, los andaluces, y hasta los puramente suyos, como el gitano, el contrabandista, el aguador, el vendedor ambulante, la maja, la vieja y el lavador de oro del Darro, “pastorcicos” con los que se mezclan, con simpático anacronismo, las figuras de gitanos del Sacro Monte . Los nacimientos granadinos ganaron cada vez más en realismo, lejos del pedante y frío arqueologismo , llegando a ser verdaderos reflejos del pueblo, con creaciones diminutas del arte, llenas de intención, de gracia, de sencillez y de belleza, en muchas de las cuales se refleja la época en que se hicieron con anacronismos interesantes de indumentaria, rasgos de genio artístico, y señales de riqueza y aficiones de sus compradores .
En cuanto a su aspecto formal, los pastores reflejan personajes humildes que pueblan un mundo rural iluminado eternamente por el Misterio, con hombres dedicados al pastoreo o la labranza y mujeres desgreñadas por el trabajo doméstico. Los hombres maduros son barbudos, mientras que la juventud se expresa con personajes lampiños, con la cabeza siempre cubierta por un gorro o turbante. Cuando la cabeza no se cubre, nos encontramos con niños o pastores ancianos de calvas relucientes. Las figuras visten atuendos tradicionales, los hombres llevan calzones cortos y polainas sobre las que se anudan los cordones de las alpargatas. La nota que hace inconfundibles a los pastores de Rada e hijo es la zalea que visten sobre el torso o anudan a la cintura a modo de faldeta, que siempre es una pieza superpuesta. Las mujeres lucen pañoletas y vestidos cortos, con el pelo recogido en sencillos moños bajos y pendientes de aro. Las figuras de los Reyes Magos y sus pajes, recuerdan los personajes de los Cuentos de la Alhambra de Washington Irving. Frente a este orientalismo del cortejo real, los ángeles de Rada toman como modelo el barroco andaluz, destacando sobremanera el ángel de la ABM que acompaña a la Sagrada Familia en su huída a Egipto.
Se presenta a los pastores desarrollando actividades cotidianas, como hombres dando de comer a los cerdos, pastoras lavando en vistosos lebrillos de fajalauza y niños transportando en sus burros mercancías para su venta en el mercado, que tras el espanto del jumento, se caen de los serones, lo que es conocido en Granada como Trance apurado, del que la ABM tiene una bella escena, en la que la mercancía echada a perder es la típica cerámica de fajalauza. Pastores que aparecen, ante el Niño Jesús recién nacido, bailando al son de los instrumentos y cantando villancicos, recordando que aquí somos llegados, / de los montes sacados, / a baylar e a dar saltos / con tu fijo, el Salvador. / Aquí somos venidos, / de los montes salidos, / a baylar y a dar sylvos / con el Fijo Salvador .
Debemos recordar que además de las piezas para el Nacimiento, Rada modeló figuras costumbristas, de las que destacamos el Bandolero fumando en pipa de la Casa Museo de los Tiros de Granada, y que junto a su hijo realizó gran cantidad de figuras de este género. Aún hoy, Mariscal e hijo siguen modelando barros costumbristas, tales como majas, majos, cenacheros, rocieros, vendedores callejeros, guitarristas, cantaores, toreros, borrachos, etc. que tanto éxito siguen teniendo entre los turistas extranjeros que visitan la ciudad, aún cegados por ese mito nacional torero y cañí.
A pesar de la importancia de Granada como uno de los centros de mayor producción de pastorcicos, y a su altísima calidad artística, éste es aún incomprensiblemente, frente a otros centros como Murcia o Cataluña, muy poco conocido en el ámbito belenista, siendo muy escasa la atención prestada a los nacimientos granadinos en la historiografía artística así como en el panorama belenista, pese a su historia y su presente.