Las casas entre Samaría y Judea, eran normalmente muy sencillas y estaban formadas, en su gran mayoria, por cuatro paredes, alguna ventana, una puerta y un techo de tierra y barro, aterrazado, al que se accedia bien desde el interior con una escalera rústica o desde el exterior. No llovía mucho, por cierto. Era frecuente el instalar en este techo un "sombrajo" para pasar el tiempo a la sombra. Lugar típico de reuniones familiares, muy usado por las mujeres, que así estaban dentro de su casa estando fuera, y podría hablar con la vecina, he dicho vecina, sin n ecesidad del permiso marital para salir. Solamente podían salir sin su permiso para ir a la fuente a por agua. Todo muy democrático como podéis ver.
Os recuerdo, como conocido, sin necesidad de consultar libros de la época, aquel pasaje de los evangelios, no recuerdo el evangelista en este momento, en que bajan a un enfermo por un agujero que hacen por el techo, porque Jesús estaba en el interio de la casa, para que le curara.
Realmente no había cúpulas que necesitan de una tecnología superior, pero los árabes ricos si las tenían, aunque no vivian allí, si no más abajo, en la actual Arabia Saudi. Invadieron siglos después esta zona y de alí viene la tradicional casa Hebrea con cúpula, que nunca existió.
Pero, como dice Iñigo, se tolera, todo cabe en un Belén. Yo mismo aficionado al estilo Hebreo de lo más clásico y conservador, las utilizo, si bien muy discretamente, reservándolas para casa especiales, situadas en lugares altos, que probablemente pertenecían a gente rica, pero nunca las del pueblo.
De palacios, conservamos buenas descripciones de la época, por ejemplo de Josefo, a quién todos los belenistas deberían leer, y no se mencionan cúpulas. El Belén de Bancaja, que anda por nuestra España cada año en un lugar distinto, es una buena muestra de todo lo que digo. Allí se hizo un estudio minucioso de la época y se ha plasmado con precisión. El palacio de Masada, que actualmente se visita en ruinas, está representado en este Belén de Bancaja dónde se puede observar la falta de cúpulas, como lo describió Josefo.
Espero que sea útil para desterrar malentendidos, aunque continuemos poniendo alguna cupulita, que queda muy "del lugar". Actual claro, no del de entonces.