Pastorcillo
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Oleiros/A Coruña
Hoy en esta fecha parece que hay una especie de burla que se perpetúa con disfraces. Incluso se aprovecha para atacar símbolos cristianos, como pueden ser disfraces de religiosas o monjes asesinos, y se hace burlesco.
Se introduce en los colegios imágenes de muertos, de sangre, de monstruos, fantasmas… que van normalizando cuellos con sangre, vampiros y espíritus diabólicos, cuchillos, horcas, guillotinas… Yo pensé que nosotros no celebramos más el Carnaval.
Se va acercando a los niños al mundo del esoterismo, espiritualismo, rituales… como si de un juego se tratase. Es la cultura de la muerte aceptada como algo gracioso.
El mal se normaliza y el bien, la vida, la celebración de la santidad, de vidas de personas marcadas profundamente por el amor de Dios, se ignoran.
Los orígenes de Halloween se remontan a los ritos que se hacían para ofrecer al dios de los muertos. No lo olvides. Y nosotros los cristianos a quien servimos, celebramos, adoramos y amamos, es al Dios de los vivos, al que nos trae la Luz no las tinieblas. Que nació en Belén.
Mientras se nos van colando otras religiones o seudo religiones, y mientras se introducen en las aulas cambiando la historia con la memoria histórica, con fiestas procedentes de otras culturas y países. Se favorece el multiculturalismo, la mezcolanza de otras tradiciones olvidando y despreciando las propias…
Mientras todo eso pasa, la identidad como pueblo se va desquebrajando, perdiéndose y diluyéndose en un amasijo disforme.
Tendremos que ser lo suficiente valientes, para defender lo nuestro y despreciar lo que viene para suplantarlo.