Bueno, y Gran Bretaña, que tiene varias (con las consiguientes Australia, Nueva Zelanda, etc.), en el escudo de la bandera húngara hay dos cruces, muy visibles y muy histórica, pero además, hay muchas otras banderas con símbolos religiosos y referidos a Dios, como la Israelita y casi todas las islámicas. Dios gana por goleada al ateísmo incluso desde las banderas, y ya no busques en los himnos y los "mottos" (pq los yankis no pondrán cruces pero proclaman "In God We trust").... en todo caso, yo en este tema no haría mucho caso a Hawking, que es un gran científico pero que tiene la misma autoridad que cualquiera para hablar sobre la existencia o no de Dios, y yo creo que sus trabajos nieguen la posibilidad de Dios (que es el fundamento del ateísmo), sino que, muy al contrario, sus teorías exigen, al final de toda su exposición, una voluntad creadora (se la llame como se la llame, pero se parece mucho al Dios del Génesis) que dé un primer impulso, un mínimo empujoncito, al primer "big bang" o a la primera "cuerda" que hile el mundo de la física. Proclamar ahora que el Universo (entendido como sucesión de bangs y crashes o de realidades paralelas) y/o las leyes de la física no precisan un Dios creador porque "siempre han existido" no resuelve ninguna duda sobre el origen del universo (la especialidad de Hawking) sino que las multiplica. Con todo, la actitud de Hawking, a mi entender, no es innovadora (opino sin haber leído, por supuesto, su actual libro), sino que me recuerda mucho a Kant, su "autonomía de la ley moral" es similar a la "autonomía de las leves físicas" de Hawking... pero curiosamente, la filosofía de Kant no exige la existencia de Dios (las leyes morales son creación del hombre y no implican la existencia de Dios) mientras que en Hawking, las mismas leyes físicas que crean y descrean el Universo "ocupan" el lugar de Dios, dado que a ellas se les da el impulso creativo (y supongo que la capacidad de autocrearse a sí mismas, potestad exclusivamente divina por excelencia). En definitiva, que creer en las "supercuerdas" (perennes, inmanentes y casi conscientes) como tejido de toda la realidad exige al ciudadano de a pie un esfuerzo de fé superior al que pide nuestro Pantocrator, su barro y sus seis días...