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Les Lluquetes (Hermanas Grifoll) Moderadores: Drake, julen, ANTONI, felorz17, sereno Páginas: 1 2 3 4 5 | ||
Traducción (general: con Google y matización propia, particular: diccionario de la lengua catalana del Institut d'Estudis Catalans y matización propia/Antoni) de parte del artículo
"El Lluquet i les Lluquetes, uns grans artesans del
betlem tortosí"
de M. Carme Queralt i Tomàs Antropòloga
publicado en la revista NAIXEMENT. Número 6, desembre 2015.
"...
En Tortosa, dos familias se dedicaron a la elaboración tradicional de figuras de belén, destacando, a nivel local y estatal, la familia Grifoll. Un padre, dos hijas y una sobrina conocidos como el Lluquet y las Lluquetes. Unos grandes figuraires, que debemos reivindicar, y de los que ya se ocuparon autores locales tan destacados como Ramon Vergés Pauli y Joan Moreira y, a escala nacional, los conocidísimos folcloristas Joan Amades y Ramon Violant.
Muchísimas de sus magníficas figuras (que oscilan entre los 10 y los 25 centímetros de altura, en algunos casos respondiendo a la necesidad de crear una cierta perspectiva en el momento de hacer el belén, y que –naturalmente- vendían a precios diferentes) reproducen la vida cotidiana de la gente popular de Tortosa y las Tierras del Ebro, entre las primeras décadas del siglo XIX y la segunda mitad del siglo XX. Estas figuras parecen corresponder a la primera época del obrador, mientras que las de indumentaria bíblica podrían ser posteriores.
Muchas de esas figuras que reproducen las actividades diarias tradicionales de la gente del territorio, aún hoy conforman en la ciudad, año tras año, algunas escenas de los belenes de las familias y los afortunados coleccionistas que tienen en propiedad una o más figuritas del Lluquet o las Lluquetes.
Son figuras de terracota, hechas en molde, pintadas a mano después de cocidas y encoladas en una peana.
Mayoritariamente, son el centro de una escena, en la que aparecen figuras humanas, animales y toda tipo de objetos. Llevan en su interior hilos de plomo para reforzar las partes más delicadas (brazos, piernas, patas de los animales...), tienen los ojos muy resaltados y muestran una gran cantidad de detalles.
Hay representadas escenas domésticas y de la vida en el campo, y también animales domésticos y de trabajo.
...
Todas las figuras tienen un gran valor artístico, hoy reconocido por artistas y coleccionistas, y un gran valor popular, que estudiamos los antropólogos. Las figuras de las Lluquetes tienen, además, una característica común, que los da un carácter muy singular: la superposición a la arcilla, después de pintada, de diversos elementos vegetales naturales, entre ellos pequeñas ramitas de boj, de mirto y de olivo, que los Lluquets enclavaban en la base de arcilla que las soporta o en alguna de sus partes, de forma que enmarcan y ambientan las escenas, de una forma muy peculiar, y también la utilización de diversas materias manufacturadas: algodón, cordón de algodón y alambre para hacer más realistas todavía algunos detalles.
La familia Grifoll tenía el obrador en su casa, primero en lo alto del barrio de Santa Clara, en el casco antiguo de Tortosa, y después en el número 18 calle de la Providencia, en el barrio del Rastro, un barrio que en el siglo XIX se empezaba a construir. Arriba de todo tenían el obrador y en la planta baja la tienda, donde exponían las figuras de belén para vender, y también los cirios, las candelas y los exvotos de cera que elaboraban. Por eso, a nivel popular su casa del Rastro era conocida como “la fábrica de cera”.
Lluquet era el mote del maestro de obras Josep Jacint Grifoll i Castells, nacido en Tortosa el 5 de septiembre de 1826, donde murió -a los 55 años- el 9 de septiembre de 1882. Era el primer hijo de un maestro de obras de Montroig, que llegó a Tortosa sólo unos años antes. Según los cronistas locales, su dedicación a las figuras del belén arrancó de un encuentro casual, estando ya casado, con un artesano italiano que vendía por las calles de Tortosa imágenes de yeso, uno de los muchos oficios ambulantes de la época. Viendo posibilidades de negocio (tenía 10 hijos para alimentar), le compró un San Francisco de Paula, sacó un molde y empezó a crear y vender sus figuras. Más adelante, pasó a modelar figuras de pesebre, que lograron un gran éxito.
El Lluquet elaboraba las figuras de arcilla utilizando sus propios moldes, las cocía en un pequeño horno y después las pintaba. Pero, como su trabajo de maestro de obras no le dejaba mucho tiempo, en un momento histórico en el que nacian nuevos barrios en Tortosa, cuando fueron suficientes mayores, dos de sus hijas, Pepa y Francesca Grifoll Puell, ayudadas después por Maria Antó, sobrina suya, dieron continuidad al negocio iniciado por el padre.
En Tortosa las Lluquetes eran muy conocidas y queridas, toda una institución. Francesca hacía las figuritas de arcilla y Pepa las pintaba. Se dedicaron a ello durante toda la vida. En 1935 todavía tenían abierta la tienda, pese a sus 84 y 82 años, respectivos; entonces su sobrina tenía 44.
Además de vender en su casa a la clientela local, de su obrador también salían muchas cajas llenas de figuritas hacia Barcelona, Reus, Zaragoza y otras poblaciones; incluso, en alguna ocasión, llegaron a vender en el continente americano. Su maestría trascendió, y un diario tan conocido como el ABC Sevilla, les dedicó dos páginas, la 14 y 15 de la edición del 24 de diciembre de 1934. En el reportaje aparecen las Lluquetes y su sobrina ante un buen número de sus figuras.
Unas figuras caracterizadas, sobre todo, por su gran realismo, que todavía hoy nos permite identificar a la perfección la tipología de los arados, los botijos, las cazuelas, las cestas, las conservas, los bargeños, las esquilas o cencerros, las masías, los pozos, las norias, [els tupins]*, etc. propios del Ebro. Son figuras tan preciosas que, hoy en día, podemos afirmar que se han convertido en una especie de fotografías tridimensionales de nuestra cultura popular."
Nota:
*Olla grande donde se conserva carne confitada con su propia grasa. Muy propio de las antiguas masías, para pasar los meses de frio.
Subo al hilo las que he ido coleccionando durante estos años, como éste misterio de 19/20cms., el Niño Jesús parece mayor no sé si es por destacarlo (si era usual de la época, como también los animales son proporcionalmente mas pequeños) o es de un Nacimiento mayor...
Con el permiso😉de Javier y su extensa e impresionante colección de Rada un paréntesis de H.Grifoll,
pastor de la misma serie que el misterio 18/20cms, con las características identificables del taller,
terminaciones de gran calidad(taller de figuras de molde y popular) como la expresión de la cara y la policromía...
Aunque en el artículo de la antropóloga da como rango en el formato 'que oscilan entre los 10 y los 25 centímetros de altura', parece que trabajaban aún más pequeños como lo demuestra el detalle de la foto del periodico de 1935 sobre el taller y alguna de las que tengo en la colección, aprox. 12, 10 y también de 6.
Rebotando de otros hilos con vacas y terneros (Masdeu, Carratalá, Castells...) también los de las Hermanas Grifoll, con un pastor de aprox. 11cms ordenando y un grupo minúsculo de la 'foto pirenaica'.
Más fotos y detalles de los Reyes Grifoll, color del barro claro y uso de purpurinas de la época denotan la antigüedad de los mismos...
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