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Villancicos y olor a castaña asada y algo de nostalgia. Este era el ambiente que se respiró ayer desde primera hora de la mañana en la céntrica plaza de Mallorca de Castellón. La quinta edición de la Fireta de Santa Llúcia, organizada por la Asociación de Vecinos del Raval de la Trinitat, se convirtió en un lugar de encuentro en el que centenares de castellonenses se congregaron para adquirir una nueva figura para sus belenes, degustar la gastronomía tradicional navideña o realizar la compra de algún regalo artesano para las próximas fiestas.

Esa feria supone la recuperación de la tradición ancestral de organizar un mercadillo en esta plaza de la ciudad, tal y como se hacía antaño.

El acto de inauguración incluyó un homenaje popular a mosén Manuel Carceller, sacerdote del Hospital Provincial y encargado de la instalación del belén monumental de este centro sanitario. "Una persona que nos abre el corazón para afrontar las fiestas de Navidad", explicó el alcalde, Alberto Fabra.

Las danzas tradicionales del Grup el Forcat y la música de la coral Veus de Lledó, dieron paso a una feria en la que el punto dulce lo pusieron los pasteles de boniato que ofrecía la Colla Bufanúvols y la Asociación de Vecinos, la calabaza asada y los dulces navideños.













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