Me encantan los pesebres donde se aprecia el latido de un pequeño pueblo que simula ser Belén en su cotidianidad (....vaya usted a saber como era en realidad), porque transmiten un mensaje de vida, esperanza, y bondad, tan faltos en un mundo tan deshumanizado como el que nos ha tocado vivir. Este es sin duda, uno de ellos.
Enhorabuena y un cordial saludo