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Jueves, 24 de noviembre de 2005
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Clásico y multicultural
Una exposición muestra en el Monasterio de Prado cómo la tradición del Belén pervive en los cinco continentes
Clásico y multicultural
Una visitante contempla uno de los belenes expuestos en la muestra.
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CASI cuatrocientos belenes muestran desde ayer en el Monasterio de Prado que esta tradición cristiana, que atravesó las fronteras de los continentes por la labor de la colonización y las misiones, pervive también a través del tiempo y se muestra viva y resistente a otras tradiciones con más empuje comercial. La exposición organizada por la Fundación Siglo en colaboración con la Fundación Germán Sánchez Ruiperez continúa la secuencia iniciada en el 2000 con 'Oro incienso y mirra' y continuada con 'Ya vienen los Reyes'. La muestra de este año tiene un componente netamente popular al recoger la labor de artesanos actuales en todas las partes del mundo en torno a la Natividad de Jesús.

El recorrido por las distintas salas del espacio principal del Monasterio es un viaje por los caminos que la tradición navideña ha tomado desde Europa a Oceanía. Las figuras principales del Belén, San José, la Virgen, el Niño, los Reyes Magos... adoptan los rasgos y ademanes de las distintas razas que pueblan la Tierra, visten las ropas que distinguen todas las culturas imaginables y hablan también del mestizaje con otras tradiciones religiosas.

La exposición se abre con una mirada a los distintos materiales que sirven para representar el Belén. Desde el barro al vidrio -hay piezas de cristal de Murano, por ejemplo- pasando por la tela o el corcho, para hacer una breve parada en el reciclaje de materiales donde la imaginación sustituye a los recursos y las chapas y las latas de Coca-Cola se convierten en Kenia en una curiosa manera de burlar el poderío de las multinacionales al convertir sus símbolos en curiosas figuras de un nacimiento sumamente original y sumamente modesto.

A partir de este prólogo los cinco continentes y más de ochenta países están representados en piezas de coleccionista y productos de artesanos acostumbrados a los premios.

Los poblados árboles de la vida de la tradición hispanoamericana, los célebres retablos de Perú, de Joaquín López, las figuras con rostros y atuendos indígenas, un nacimiento de Panamá con dos reyes magos negros en lugar de uno como manda la tradición más extendida; los belenes de Alaska en los que se refleja la tradición pescadora de sus habitantes; un belén hawaiano lleno de colorido o un belén indio en el que las figuras principales no ocupan un establo sino un tipi están en la sala. Quizá algunos de los belenes más curiosos para el espectador europeo sean los que proceden de África, donde la religión católica no es predominante y donde resaltan más las diferencias culturales. Hay belenes de aire copto en Zimbawe o de la cultura ashanti en Zaire. Se muestra también un belén muy actual de Burkina Faso en el que María, en señal de respeto, está vestida como una misionera, toda de blanco, y San José, sentado, lleva traje y corbata como los Reyes Magos, que además llevan portafolio y sombrero.

No faltan ejemplos de la rica tradición europea desde Nápoles a Finlandia, pasando por Chequia o Alemania.


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